No todos los españoles que vinieron a Alemania a causa de la crisis ven cumplidas sus expectativas, motivo por el que algunos ya retornaron, no obstante, el número de los que se quedan está aumentando cada año desde 2010. En el Registro Central de Extranjeros alemán (AZR) figuraban 178.010 inscritos como residentes a 31 de diciembre de 2017; a finales de 2009 eran sólo 104.002. Aunque estas cifras son relativamente bajas frente al número de inmigrantes de otras nacionalidades, reflejan cómo este país continúa siendo uno de los destinos preferidos por la emigración española en Europa. Su economía pujante, su sistema social y las prestaciones que ofrece a las familias con hijos menores son sus principales atractivos.
María y Alejandro son un matrimonio andaluz de 28 y 32 años, recién llegados a Alemania. Tienen dos hijos, una niña de cinco años y un niño de dos. Alejandro, pintor de profesión, cuenta que en la empresa en la que trabajaba en Sevilla le ofrecieron la posibilidad de trasladarse a la región de Hamburgo y continuar allí trabajando con ellos para la fábrica de aviones Airbus. Tras superar las comprensibles dudas, decidieron tomar el camino de la emigración y probar suerte, pues esperan mejorar su economía. Para ella, que a pesar de haber hecho los estudios de auxiliar técnico sanitario solo consiguió trabajos mal remunerados en España y finalmente estaba en el paro, las posibilidades para ejercer su profesión cree que van a ser mejores en este país, donde hay una gran demanda de personal sanitario. Ninguno de los dos habla alemán y están buscando todos los medios posibles para aprenderlo por la vía más rápida. Los cursos de alemán que se ofrecen para los inmigrantes en la universidad popular (VHS) creen que son lentos e insuficientes y el desplazamiento a Hamburgo, para asistir allí a cursos intensivos, les resulta complicado con los niños, por lo que buscan alternativas.
Su principal preocupación al llegar era encontrar una vivienda adecuada y centros para inscribir a sus hijos en los respectivos ciclos de educación preescolar, para ello necesitaban el certificado de empadronamiento, documento necesario para numerosos trámites, como abrir una cuenta en el banco, solicitar ayudas estatales o inscribir a los niños en el colegio, pero antes necesitaban la vivienda. Con ayuda del jefe de Alejandro, pudieron alquilar un piso en el centro de una pequeña ciudad al sur de Hamburgo y cercana a su lugar de trabajo, de lo que ambos se sienten muy satisfechos ya que, viniendo de Sevilla, les sería difícil acostumbrarse a vivir en un entorno más rural. “Necesito oír niños, gente, vida”, dice María.
Como muchas otras familias emigrantes con hijos, esperan que éstos, por la temprana edad con que llegan, no tengan mayores dificultades para aprender el idioma e integrarse, “para nosotros lo más importante es la educación de los niños”, recalca la madre, mientras su marido asiente con la cabeza. Los problemas con que se encuentran ellos mismos son múltiples, desde cubrir impresos hasta ir al médico con los pequeños.
Reconocen que vinieron bastante desinformados y tampoco contaron con apoyo por parte de la Administración española. Toda la información que necesitan sobre sus derechos y obligaciones en este país la buscan en Internet. Antes de salir de España, ella se puso en contacto por ese medio con la plataforma ‘Españoles en Hamburgo’, donde la informaron sobre los temas más elementales. “Ya aquí, me ayudaron muchísimo con todo el papeleo”, dice, refiriéndose a las dos administradoras de la plataforma. Alejandro quiso resaltar la buena acogida que habían tenido, sobre todo, por parte de los compañeros de trabajo, pero también por los alemanes en general, “no sé si eso de que los alemanes son fríos y desagradables será un bulo, a mí me trataron todos muy bien”, comenta, “claro que nosotros somos muy positivos y esa cualidad nos abre puertas”. En su trabajo, la falta de conocimientos de alemán dice que para él no es mayor problema.
En cuanto a la separación de los hijos de sus familiares y amigos en España, creen que de momento no les afecta mucho, porque “gracias a las técnicas digitales están en constante contacto con ellos”, cuentan. Luego, a medida que vayan aprendiendo alemán e integrándose, piensan que todo será más fácil. Ambos ven la emigración no como un obstáculo, sino como una oportunidad para la educación y desarrollo de los pequeños.
Consejos a quien quiera emigrar
De su corta experiencia, quieren advertir a los que piensen emigrar a Alemania de lo conveniente que es aprender alemán antes de venir y también de lo difícil y costoso que es encontrar vivienda en este país. Si se está desempleado, recuerdan la importancia de pedir la baja en la Oficina de Empleo en España y, nada más llegar, presentar el documento en la Oficina de Empleo alemana para seguir cobrando el paro. Para ello se tiene exactamente una semana de plazo, “demasiado corto”, se queja María. Ella no logró hacerlo a tiempo y perdió el derecho a la prestación.
Este es un ejemplo que refleja, grosso modo, la situación de las familias jóvenes que están llegando o han llegado hace poco a Alemania sin conocer ni el país, ni el idioma.
La comunicación virtual no suple el calor humano
La adaptación a un nuevo entorno, la burocracia alemana y el idioma son sólo algunas de las dificultades con que se encuentran los nuevos emigrantes durante el primer tiempo de estancia en Alemania, pero “el idioma no es lo más grave”, cree Oscar Vílchez, profesor de Español e Historia en un Instituto (Gymnasiun) en el land de Baden-Württemberg y responsable del comité de escuelas de la Confederación de Padres de Familia, lo peor sería la falta de contactos sociales y de información. La comunicación a través de las redes sociales, muy usadas por ellos, “no suple el calor humano, la comunicación virtual es fría”, dice. En ese sentido, se notaría un cambio radical entre esta nueva generación de emigrantes y las generaciones anteriores, que venían generalmente en grupos y se asociaban para apoyarse mutuamente, una solidaridad que ahora, en su opinión, no existe. “La emigración de hoy es individual”, observa, “muchos de los que llegan no se identifican como emigrantes”, solos y aislados se sienten fracasados y regresan.
Sobre la situación de los niños hispanohablantes en las escuelas alemanas, el profesor opina que si son pequeños sería un problema menor, porque aprenden pronto alemán y se integran en un año más o menos, “dependiendo de la estabilidad emocional del niño”, pero cuando están en la pubertad, edad difícil ya sin la escisión social y emocional de la emigración, la situación se agravaría, en parte por falta de profesorado con formación especializada para dedicarles la atención individual que necesitan. Se refiere también a la situación de niños de padres divorciados, que dejaron al padre o a la madre en España y sufren, por eso, un doble trauma.
No entienden el sistema educativo alemán
De su experiencia en los seminarios de padres de la Confederación, Vílchez cuenta que los nuevos emigrantes no entienden el sistema educativo alemán. Se sorprenden que la educación primaria termine después de la clase cuarta y que con diez años se clasifique a los alumnos según la competencia que hayan demostrado y se les dirija ya a centros escolares de tres niveles diferenciados (Gymnasium, Realschule y Hauptschule), proceder que puede ser decisivo para su futuro. Como la enseñanza en Alemania no está centralizada, sino que es responsabilidad de los estados federados, algunos han creado nuevas formas de enseñanza en centros que integran los tres sistemas anteriores y evitan la separación de los alumnos hasta la clase 10, son los llamados Gesamtschulen y Gemeinschaftsschulen.
Sobre las Aulas de Lengua y Cultura española, coordinadas por el Estado español y a las que tienen derecho todos los españoles o hijos de españoles entre los 7 y los 18 años, lamenta, entre otras cosas, que se tengan que cerrar aulas que no alcanzan el mínimo de 12 alumnos, necesario para mantenerlas, o que por la falta de profesores éstas se reduzcan o eliminen. Otro problema sería que el aumento de horas de clase por la tarde en las escuelas alemanas impide, en muchos casos, la participación en las clases complementarias de Lengua y Cultura a los alumnos españoles.
Ayudas del Estado alemán a las familias migrantes
Las prestaciones sociales del Estado alemán destinadas a las familias migrantes son las mismas que las que reciben las familias alemanas. Las más importantes son: el subsidio por hijos (Kindergeld), al que todos tienen derecho mientras sus hijos no terminen la formación profesional o académica y no tengan ingresos propios, máximo hasta los 25 años. Desde el 1 de enero de 2018, este subsidio oscila entre 194 y 225 euros mensuales por hijo, dependiendo del número de hijos. A partir del 1 de julio de 2019 está previsto un aumento de 10 euros al mes por hijo. Este subsidio hay que solicitarlo y se paga de forma retrospectiva sólo por los seis meses anteriores al día en que se hizo la solicitud.
El subsidio a los padres (Elterngeld) es una prestación compensatoria por la reducción de ingresos durante los 12 meses posteriores al nacimiento de un bebé, siempre que se interrumpa de forma transitoria una actividad laboral remunerada. Si la madre y el padre se reparten la custodia, tiene derecho a la prestación dos meses más. Otras ayudas importantes son el permiso de maternidad o paternidad (Elternzeit); la protección de la maternidad (Mutterschutz) y la prestación a las madres (Mutterschaftsgeld).
Desde septiembre de 2018 se puede también solicitar el llamado Baugeld, una subvención para la compra o la construcción de la primera casa o vivienda, dirigida a familias cuyos ingresos no superen los 75.000 euros anuales más 15.000 por hijo. Esta subvención, que asciende a 1.200 euros anuales por cada hijo y se concede por un periodo máximo de 10 años, puede solicitarse hasta el 31 de diciembre de 2020.
Las guarderías gratuitas para niños a partir de tres años es otra de las ayudas de las que ya pueden beneficiarse algunos padres, dependiendo del land y, a veces, del municipio en que vivan. En las que hay que pagar una mensualidad, ésta es generalmente proporcional al nivel de ingresos de la familia. La socialización en las guarderías o kitas es muy importante para niños de familias migrantes, para que al escolarizarse tengan la madurez y el nivel de alemán necesario para participar en las clases, en igualdad de condiciones que los niños alemanes. Por eso es conveniente inscribirlos en estos centros lo antes posible.
El Gobierno federal planeó invertir 5.500 millones de euros hasta 2022 para ampliar y mejorar la atención en las guarderías y que ésta sea gratuita para todos los padres con ingresos bajos, pero la suma sería insuficiente, según los críticos.
Proyectos de orientación e información para nuevos emigrantes
La Confederación de Padres de Familia y la Coordinadora Federal del Movimiento Asociativo son, tradicionalmente, instituciones de referencia en Alemania a la hora de buscar información, contacto e intercambio con otros emigrantes, aunque no las únicas. Entre los diferentes proyectos que se realizan actualmente en favor del colectivo migrante, destaca Acción en Familia 2020, un nuevo proyecto de la Confederación financiado por el Ministerio Federal alemán de Familia, Mayores, Mujeres y Jóvenes, cuyo objetivo es dar a conocer las políticas familiares y prestaciones a las que tienen derecho las familias llegadas recientemente a este país. Otra de sus metas es formar multiplicadores cualificados que trasladen los conocimientos adquiridos a sus respectivos lugares de residencia. La participación es gratuita. El proyecto, que dirigen conjuntamente Enriqueta Nazario y Carlos Sierra, se está desarrollando con gran éxito y en apenas un año ya se han formado en él unos cincuenta multiplicadores, de ellos, 43 con familia.
Según Enriqueta Nazario, la mayoría de los nuevos emigrantes viven en la parte occidental de Alemania, donde hay más ofertas laborales, a pesar de eso, muchos están desempleados ya que les es difícil encontrar un trabajo acorde a su formación “por la barrera del idioma, porque no tienen reconocidos sus títulos o no saben dónde dejar a los niños mientras trabajan”, dice. También les faltaría flexibilidad para reorientarse profesionalmente y dedicarse a otra cosa afín a sus conocimientos.
El último evento de Acción en Familia 2020 tuvo lugar el pasado 6 de octubre en Berlín. Durante un desayuno de trabajo se habló de las prestaciones a las familias, de la ley de protección a las madres y su afianzamiento en el mercado laboral y de los trámites iniciales de orientación para las familias migrantes en la capital alemana. Participaron 28 familias. Los ponentes fueron Gundula Daerr, asesora de migración de AWO (Arbeiter Wohlfahrt), Enriqueta Nazario, Carlos Sierra, y Víctor Sáez, multiplicador del equipo local. La Consejería de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social de la Embajada de España en Berlín ayudó, entre otras instituciones, a la difusión del evento.
Servicios de información de los ministerios de Trabajo español y alemán
La Consejería de Trabajo en Berlín y sus oficinas territoriales en Hamburgo, Hannover, Düsseldorf, Frankfort, Múnich y la dependencia de Núremberg, ofrecen información y asesoramiento a los españoles desplazados en Alemania, no sólo en sus oficinas sino también a través de actos informativos en diversas asociaciones españolas y en su página Web:
http://www.mitramiss.gob.es/es/mundo/consejerias/alemania/webempleo/es/faq/index.htm.
Igualmente, la Oficina Federal de Migraciones y Refugiados alemana (BAMF) informa en varias lenguas sobre el tema. Web: http://www.bamf.de/willkommen-in-deutschland
Mi padre trabajó en Alemania 15 años… después se vino a España a trabajar por su cuenta. Ahora tiene 92 años, tendría derecho a la ley de dependencia alemana
Llevo viviendo en alimaña 10años, mi pregunta sobre mi jubilación ques lo que pasa con lo que he trabajado en España y aquí en alimaña explicar me por favor como voy a cobrar mi jubilación gracias