Tras el anuncio del presidente de la Generalitat de Cataluña, Joaquim Torra, de dar por finalizada la legislatura aunque sin dar fecha para las elecciones catalanas, se precipitaron los acontecimientos en el País Vasco y Galicia. Aunque la cita con las urnas tenía como fecha límite el mes de octubre de este año en ambas comunidades autónomas, sus respectivos presidentes decidieron adelantar los comicios al próximo 5 de abril, seis meses antes de los previsto.
El lehendakari del Gobierno vasco, Iñigo Urkullu, justificó la decisión en el clima electoral instalado en Euskadi y “para ahorrar a la ciudadanía una campaña electoral permanente a lo largo de los ocho próximos meses” reduciéndola a dos, para “alinear” el programa y la gestión del Gobierno a la realidad institucional de los ayuntamientos y diputaciones recientemente constituidos, al nuevo Gobierno español y a la etapa iniciada en Europa y para que el Ejecutivo que se constituya esté en marcha antes del verano y pueda aprobar las directrices económico-presupuestarias de 2021.
Sólo dos horas después compareció el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, para anunciar la celebración de las elecciones gallegas en la misma fecha con similares argumentos. Feijóo -que avanzó que la constitución del próximo Parlamento de Galicia se llevará a cabo el 5 de mayo- recordó que ambos comicios ya se habían hecho coincidir en los años 2009, 2012 y 2016 y ahora se producía de nuevo esta situación por “responsabilidad, seriedad y estabilidad” y para evitar tres procesos electorales diferentes en 2020 y continuar la sucesión de votaciones de los últimos años. Con ello, Urkullu y Feijóo se distancian de las elecciones catalanas.