El cormelán ginebrino Alfonso Gómez Cruz, fue investido como el 181° alcalde de la ciudad de Ginebra el pasado 7 de junio. En su discurso de investidura, resaltó la importancia de la diversidad, el diálogo, la participación y el coraje. El evento tuvo lugar en la ciudad vieja de Ginebra y fue presenciado por cientos de personas. El desfile de investidura recorrió las calles desde la explanada de Saint-Antoine hasta la Promenade de la Treille, pasando por el Ayuntamiento.
Varios líderes destacados y personalidades estuvieron presentes en el evento, incluido el cónsul general de España en Ginebra, Alberto Navarro, la eurodiputada Ana Miranda y el alcalde de Tordoia, Eduardo Antonio Pereiro.
El desfile contó con la participación de tambores suizos a cargo de un colectivo multicultural de mujeres, seguido por el grupo de música tradicional de A Irmandade Galega na Suiza. Tampoco faltó la banda de música de Ginebra.
Durante el evento, Alfonso Gómez se mostró feliz y emocionado, recibiendo interminables muestras de afecto por parte de los asistentes. En su discurso, hizo hincapié en la importancia de la democracia y compartió cómo aprendió durante el coraje y la lucha por la libertad a través de las experiencias de su abuelo, un maestro encarcelado durante la dictadura de Franco, y de la valentía de sus padres al emigrar en busca de una vida mejor.
Destacó que la democracia no es perfecta, pero es el sistema menos malo en un mundo cada vez más complejo. Alfonso se comprometió a trabajar por el bien común y mejorar la calidad de vida en Ginebra, promoviendo la participación de todos los ciudadanos. Su enfoque cercano a la calle fue resaltado por el presidente del Consejo del Ayuntamiento.
El grupo de música de A Irmandade Galega na Suiza, que cuenta con 50 años de historia y cuya presidenta, Noemí Figuerola Mera, continúa con el compromiso de difundir y promocionar Galicia en Ginebra, participó en la investidura del alcalde, gallego orgulloso de sus raíces. Las gaitas, los trajes y Galicia como bandera llenaron las calles más emblemáticas de la ciudad representando una parte importante del trabajo altruista que, en este caso, un grupo de jóvenes continúa realizando para mantener latente, en un país que también consideran suyo, parte de su identidad. El gallego se escuchó por doquier en una ciudad cada día más multicultural donde tienen cabida las diferentes nacionalidades y así se demostró en esta celebración. A Irmandade Galega sonó alto y claro y puso a Galicia en el centro de atención de todos los asistentes que se entregaron en cuerpo y alma en cada una de sus piezas pidiendo más y más.
Sin duda, uno de los momentos del día más emotivos y especiales para los presentes y en particular para el protagonista, fue cuando el grupo interpretó la pieza solicitada personalmente por Alfonso, el Himno del Antiguo Reino de Galicia.
La parte oficial del evento derivó en una improvisada foliada en la Promenade de La Treille, al son de A Irmandade Galega na Suiza.
