El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, viajó a México los días 30 y 31 de enero en la que es la primera visita oficial de un mandatario extranjero al que recibe el presidente López Obrador desde su toma de posesión el pasado 1 de diciembre.
Ambos gobiernos subrayan así la profundidad de la relación estratégica entre España y México, que se traduce en una intensa red de contactos políticos, económicos, sociales y culturales, así como la disposición del Ejecutivo español a establecer sinergias conjuntas en un contexto de plena sintonía política con la nueva Administración mexicana.
En el marco de las conmemoraciones del 80º aniversario del exilio español, el presidente Sánchez ha querido trasladar al Gobierno mejicano el “profundo agradecimiento y reconocimiento de la sociedad española” a la generosidad de México y del Gobierno de Lázaro Cárdenas con los primeros españoles que huyeron de España tras la Guerra Civil, unas veinticinco mil personas.
Sánchez participó el día 30 de enero en el acto central celebrado en el Colegio de México, institución creada por el gobierno del país centroamericano en 1938, que acogió a investigadores e intelectuales españoles leales a la República. Este centro hoy es una de las instituciones universitarias más destacadas en el mundo hispánico. En su intervención, el presidente del Gobierno recordó la importancia de “no olvidar las lecciones del pasado” en clara alusión a la Guerra Civil que vivió España. “Queremos un mundo en el que eso no pueda volver a pasar”, dijo Sánchez, mostrando confianza en el proyecto europeo, como garantía de paz en Europa.
Pedro Sánchez recordó que casi medio millón de personas abandonaron España de manera forzosa tras la Guerra Civil. “No se me ocurre condena más terrible para un ser humano que abandonar tu familia, tus amigos, tu propia lengua, toda tu identidad. El exilio es abominable siempre, aunque gracias a él se hayan escrito algunos de los versos más hermosos”, dijo el presidente, quien recordó así algunos exiliados españoles ilustres establecidos en México, haciendo suyas las palabras de artistas como Luis Cernuda o Luis Buñuel, quien ensalzó la “extrema amabilidad y hospitalidad del pueblo mejicano” y definió a ese país como una “tierra de asilo seguro” que le acogería hasta el día de su muerte. “No va a haber muro que cambie eso”, afirmó Sánchez.
El presidente quiso poner en valor el “fruto cultural prodigioso” del exilio republicano en este país que también contribuyó a “alimentar la conciencia de los españoles del interior”, y que hoy representan el Colegio de México y el Ateneo Español, institución que también visitó, cuyo nacimiento tuvo origen en la promoción de la cultura y ciencia españolas en México y que celebra en 2019 sus 70 años de existencia.
En su discurso, Sánchez pidió también tornar la mirada hacia los exiliados de hoy, “los migrantes que huyen de la miseria, de la persecución y la violencia y recordemos que eso fue, en algún momento, lo que les pasó a los españoles en 1939”. Se refirió así a los migrantes centroamericanos y a los desplazados como consecuencia de la actual crisis política en Venezuela, asegurando que “ningún gobernante tiene legitimidad si sus ciudadanos se ven obligados a marcharse de su país”.
