Para el jefe del Ejecutivo, el hecho que mejor resume la primera mitad de este año es la mejora constante de las previsiones: “España crece y mejora día a día ante los ojos de todo el mundo”.
Rajoy basó este diagnóstico, en primer lugar, en la situación económica: España se encuentra en el cuarto año de crecimiento y en el tercero en que lo hará, al menos, un 3%, por encima de la media de la zona euro y también de países como Canadá, Japón o Estados Unidos. Además, tras conocerse las cifras del segundo trimestre del año (un crecimiento del PIB del 0,9%), destacó que “ya podemos afirmar que hemos recuperado el nivel de riqueza que teníamos antes de la crisis”, uno de los objetivos centrales del Ejecutivo para 2017.
Lo más importante, a su juicio, es que ese crecimiento se está traduciendo en empleo: la reducción del paro reflejada por la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre es la mayor de la historia. El paro bajó un récord de 340.700 personas en ese periodo y el empleo se aceleró al 2,8% anual. Además, el número total de parados se sitúa por debajo de los cuatro millones por primera vez desde finales de 2008. La tasa de paro se reduce al 17,2%, la más baja desde el primer trimestre de 2009 y casi diez puntos menos desde el máximo.
Además, en ese mismo periodo se crearon más de 4.000 puestos de trabajo al día. “El objetivo que nos habíamos marcado para esta legislatura, que hubiera veinte millones de españoles trabajando, se puede conseguir incluso antes del año 2020”, avanzó.
Rajoy destacó además que, por primera vez en su historia, España acumula cinco años de saldo exterior positivo y en 2017 las exportaciones siguen superando récords, y subrayó la caída de la prima de riesgo por debajo de los cien puntos básicos, la subida de la confianza de los agentes económicos y sociales, el crecimiento del consumo, el dinamismo del sector industrial y de los servicios, la recuperación de la construcción y el aumento del número de turistas extranjeros y del gasto que realizan.
Por último, manifestó la “profunda preocupación” del Gobierno por la situación en Venezuela, que ha alcanzado “un punto crítico” después de tres meses de protestas y “violenta represión”. Rajoy reclamó una solución “democrática, pacífica y negociada” a la crisis.