Al menos cinco emigrantes y otros 45 españoles fallecen en la tragedia del avión estrellado en los Alpes franceses

Son cuatro mujeres y un bebé que residían en el Reino Unido, Suiza y Alemania

Los presidentes de España y Francia, Mariano Rajoy y François Hollande, se abrazan al llegar a las inmediaciones de la tragedia en presencia de la alemana Angela Merkel.

Con las lógicas dificultades para los servicios de rescate, que encontraron una de las dos cajas negras pocas horas después del suceso.
Este hecho sirvió para aclarar las causas de la tragedia. El copiloto aprovechó la ausencia del comandante -que dejó la cabina para ir al servicio- y bloqueó la puerta de acceso a la zona de mando. Así, pudo desactivar el piloto automático y dejar la nave sin gobierno para que se estrellara. Todo ello, debido a los problemas psicológicos y físicos que arrrastraba y que le iban a impedir, con total seguridad, renovar su licencia de piloto. De hecho, Andreas Lubitz estaba de baja médica pero se lo había ocultado a la compañía de bajo coste dependiente de Lufthansa.
El aparato había partido a las 10.01 del aeropuerto de El Prat y entre las personas a bordo del avión se encontraban 50 ciudadanos españoles, uno de ellos un bebé de siete meses. Al menos cinco de las víctimas españolas eran emigrantes. La oscense de Jaca, Marina Bandrés, y su bebé de 7 meses Julian, residentes en Manchester (Reino Unido); María de Pablo, soriana de San Esteban de Gormaz que daba clases en Düsseldorf; Estela Miguel, de Torrent (Valencia) y que trabajaba en la localidad suiza de Basilea para Bayer; y Cristina Muñoz, de Barcelona, también empleada en Bayer pero en Alemania.
Además, había personas de más de una quincena de países, aunque la gran mayoría -67 viajeros- eran de nacionalidad alemana. Entre ellos, 16 estudiantes que habían estado en un viaje de intercambio con familias del Instituto Giola, en Llinars del Vallés (Barcelona).
El siniestro coincidió con la visita de Estado de los Reyes a Francia, suspendida al instante, que visitaron el centro de coordinación de la crisis en la capital francesa. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y la ministra de Fomento, Ana Pastor, viajaron hasta el lugar del siniestro en compañía de sus homólogos alemanes y franceses. En España se decretó un luto oficial de tres días.