Con la Ley en la mano

¿Nos enseña algo lo de Cataluña?

Por Ricardo Martínez Barros

Asistimos a momentos de confusión, de engaño y de resentimiento. Y no hay una voz unánime en el enfoque del problema, porque todos partimos de axiomas egoístas que sirven para sustentar nuestras posiciones inamovibles. Y el lenguaje permite que todos encuentren argumentos sostenibles para seguir manteniendo sus contradictorias tesis. Así es imposible avanzar

Pero, ¿qué tiene que ver lo que está pasando en Cataluña con los problemas de la emigración? Pues que en uno y otro caso se pueden estar dando fenómenos de “desmemorización” histórica. No cabe duda que la gran lección de la historia es que nadie aprendió las lecciones de la historia. Esta tautología ya la intuyó el gran escritor y filósofo británico Aldous Huxley. No podemos estar continuamente repitiendo errores para posteriormente volver a caer en ellos. Al menos debemos alertar sobre esa enfermedad, porque sólo así se podrá prevenir y curar.

Lo de Cataluña no es ya una cuestión de unos “zumbados kamikazes” que van contra todo el orden establecido. Es un problema ya histórico que nadie ha querido analizar en profundidad y que ahora presenta más aristas que un poliedro infinito. Hemos aceptado el “mantra” orteguiano: “El problema catalán es un problema que no se puede resolver y con el que hay que convivir”. Y este mismo postulado se me antoja que también se repite cada vez que trato de analizar cualquier cuestión relativa a la emigración.

Se nos dice:

“el tema de la emigración es muy complicado porque hay que tener en cuenta las legislaciones comparadas y los convenios bilaterales…”.

“…el tema del voto del emigrante es complejo porque hay una dispersión y una falta de infraestructuras en muchos de los países de acogida”.

“…el asunto de los retornados y la doble imposición es algo que no solo depende de nuestra legislación…”.

Y así podríamos estar repitiendo “problemas” hasta la saciedad.

Los nacionalismos y los populismos repuntan allí en donde el Estado se debilita. Y también allí en donde el Estado o los Estados desoyen las justas reivindicaciones de los más desfavorecidos. La emigración española nunca va a dar un “golpe de Estado”, pero sí puede ir apartándose de la empresa nacional a medida que compruebe que sus problemas están siendo continuamente soslayados. ¿Nos enseña algo lo de Cataluña? Pues si. El problema de la emigración, en todas sus aristas (votaciones, atención a los retornados, protección frente abusos en su trabajo…) es un problema que no se puede arrinconar. Y por ello se necesitan más iniciativas, más ayudas y una ORGANIZACIÓN INSTITUCIONAL que tenga la categoría, las capacidades legislativas y el peso político que requiere un colectivo que supera los dos millones de ciudadanos activos.

Ahora mismo estamos comprobando, por poner un ejemplo, que ese Gobierno venezolano que “tanto cuida” a los emigrantes españoles retornados, les niega el derecho a percibir la prestación económica que les corresponde, después de años trabajando y cotizando para tener una jubilación digna. ¿Es justo y asumible que haya que acudir a los jueces para que se subsane esa falta de previsión ante un incumplimiento del Estado receptor? ¿Por qué se deja siempre a los tribunales que corrijan lo que la política debe prevenir? Lo de Cataluña debiera servir para enseñarnos algo de la historia, de nuestra historia.