NUEVA EMIGRACIÓN

El acceso a la vivienda, uno de los principales obstáculos para quienes emigran a Francia

La falta de un conocimiento suficiente del idioma también suele ser un problema para una buena integración

Juan, de Gijón, lleva en París cuatro años.
Alejandro llegó a la capital gala en 2014.
Sara es fisoterapeuta y procede de A Coruña.
Gonzalo Amado.

En Francia residen un total de 243.582 españoles, según los datos del PERE a 1 de enero de 2017. En 2009 la cifra era de 179.678 por lo que en los últimos ocho años el número de españoles residentes en el país se ha incrementado en un 35,5%, con 63.904 inscritos más.

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), entre 2009 y 2017 se incorporaron al Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero (PERE) por Francia un total de 120.360 personas de las cuales 38.901 son menores de 16 años; 71.601 tienen entre 16 y 64 años; y 9.858 tienen 65 o más años. Hay que aclarar que se trata de la suma de las nuevas incorporaciones que se han ido registrando cada año.

A pesar de la cercanía y de los múltiples lazos que nos unen con el país vecino, la integración en la sociedad francesa no es tan sencilla como pudiera parecer, sobre todo en los primeros pasos.

Uno de los primeros obstáculos es el del idioma. Buena parte de los recién llegados tienen dificultades con la lengua. Desde la Consejería de Empleo y Seguridad Social de España en Francia señalan que para integrarse en el mercado laboral francés es un elemento esencial el conocimiento del francés y es necesario tener los suficientes conocimientos de la lengua como para mantener una conversación.

Además, en los procesos de búsqueda de empleo (especialmente en las gestiones con ‘Pole emploi’, servicio público estatal de empleo en Francia) en las relaciones y trámites que sea necesario realizar ante la administración francesa se requiere el conocimiento del idioma.

Otro de los problemas es la vivienda ya que en su mayoría carecen de ella y suelen alojarse en hoteles o pensiones baratas por algún tiempo a la espera de encontrar un alojamiento más accesible. Muchos de los nuevos emigrantes no pensaban, al salir de España, que fuese tan difícil encontrar una vivienda en Francia, y especialmente en París, donde los alquileres son especialmente elevados. De hecho, pueden suponer el doble que en otras zonas del país.

Por ejemplo, según EURES (red europea de oficinas de empleo públicas) la renta mensual de una vivienda de alquiler de 1 habitación y hasta 35 metros cuadrados oscila entre los 1.000 euros de París; 800 en los alrededores de la capital gala; 490 en una ciudad como Lille o 595 en Niza. Si la vivienda es de 2 habitaciones y 60 metros cuadrados los precios ascienden a 1.800 euros en París; 1.200 en los alrededores; 840 en Lille y 1.020 en Niza. Y si la vivienda es de 3-4 habitaciones y 80 metros cuadrados los precios son de 2.400 euros en París; 1.600 en los alrededores; 1.120 en Lille y 1.360 en Niza.

Por otra parte, cabe señalar que la búsqueda de alojamiento a través de una agencia inmobiliaria no es gratuita, sin embargo la Ley Alur (para el acceso al alojamiento y para un urbanismo renovado) pone un techo a los gastos y comisiones que debe pagar el inquilino a la agencia inmobiliaria en concepto de redacción del contrato, de visitas a las viviendas, de la constitución de la garantía y del informe de situación del bien (l’état des lieux). La comisión se fija multiplicando la superficie habitable de la misma por una cifra variable, que va de 8 a 12 euros para todos los gastos salvo el de la elaboración de ‘l´Etat de lieux’ en el que el máximo a pagar es de 3 euros por metro cuadrado.

También hay que tener en cuenta que, en el momento de ocupar la vivienda, el inquilino debe abonar una garantía (Depôt de garantie).

El alquiler de una vivienda sin amueblar conlleva el pago de una garantía igual al coste de un mes de alquiler sin cargas. Si la vivienda está amueblada el depósito puede llegar hasta las dos mensualidades.

La restitución de la garantía tiene unos plazos (uno o dos meses) de obligado cumplimiento para el propietario. Si éste no los cumple, el inquilino puede solicitar una indemnización del 10% por cada mes de retraso en el reintegro de la garantía.

Otras opciones elegidas por los españoles que se trasladan a Francia son las residencias, ya sean de estudiantes o de jóvenes trabajadores; y los pisos compartidos. En este caso desde la Consejería de Empleo y Seguridad Social de España recomiendan estudiar con atención estas ofertas, visitar los alojamientos y no adelantar ningún pago sin tener las cosas muy claras.

Hay que recordar que la solicitud de un documento acreditativo de que la persona dispone de alojamiento es una costumbre habitual en Francia y para ello se admite una multiplicidad de documentos, contrato de alquiler, facturas de teléfono, luz, gas y/o agua, certificado de una persona que tenga ese mismo alojamiento ‘certificat d´hebergement’, etc.

Para recibir correo en esa vivienda, el nombre de la persona debe figurar en el buzón de la residencia o que el portero de la misma esté al corriente de esta situación.

Sara, una joven coruñesa de 32 años y fisioterapeuta, explica que lleva 9 años en París y nos cuenta brevemente su experiencia de integración. “En general fue bien, aunque al principio encuentras muchos problemas a nivel administrativo. Yo tuve suerte, pero conozco muchas personas que en el trabajo se las trata peor por ser extranjeros. Para mí, en general, es una buena experiencia. Aunque no me encuentro como en mi casa, no lo llevo tan mal”.

Esta joven gallega destaca también las distintas costumbres, hábitos de vida y forma de ser de los franceses como un obstáculo al que hay que adaptarse. “Aquí se vive de forma distinta, muy diferente a España y a mí el carácter me cambió bastante”.

Pero la cercanía ayuda. Sara vuelve a España cada tres o cuatro meses. “Aquí echo de menos la comida, la familia, los amigos, la alegría, el poder salir a partir de las ocho de la tarde, el sol, la luz, sobre todo la luz y la tranquilidad”.

Asistencia sanitaria

A qué tipo de asistencia médica y sanitaria se tiene derecho:

Con la Tarjeta Sanitaria Europea (TSE) recibirá atención sanitaria en las mismas condiciones y al mismo coste que las personas aseguradas en Francia. El fundamento de la asistencia médica francesa es la participación en los gastos, sobre tarifas de servicios aprobadas por la Seguridad social, que son completadas por una aseguradora mutualista, si hubiera suscrito el servicio, o, en su defecto, por el propio particular.

La TSE cubre los gastos de asistencia si se trata de una necesidad imprevista, es decir si necesita tratamiento inesperadamente mientras se encuentra en Francia durante una estancia temporal. Pero la TSE no es una alternativa al seguro de viaje ni cubre la asistencia sanitaria privada ni los gastos de repatriación. Tampoco cubre la asistencia médica en caso de tratamientos programados.

El coste y el rembolso de los gastos de las consultas médicas, médicos de familia (generalistas) y especialistas, estará en función del tipo de afiliación del médico a la Seguridad Social, ya que no solo su afiliación es libre sino también puede elegir entre dos tipos. (Médicos no ‘convencionados’ con precios libres y no rembolsados; médicos ‘convencionados’, sector 1, que aplican tarifas aprobadas por la Seguridad Social; médicos ‘convencionados’ sector 2, con precios superiores, rembolsados ambos con el 70% de las tarifas de la SS). Es conveniente pues, informarse sobre este aspecto con anterioridad a la visita.

Los dispensarios y hospitales de la ‘Assistance Publique’ utilizan las tarifas de la seguridad social.

Las hospitalizaciones están cubiertas en un 80% de la tarifa de la seguridad social, quedando por tanto a cargo del asegurado un 20% de la factura, salvo caso excepcional. Además se debe de pagar siempre el ‘fortait hospitalier’ (correspondiente a la habitación y cama, que es, una cantidad variable, actualmente de 18 euros/día), salvo que se disponga de una mutua que cubra este gasto.

En relación con los gastos farmacéuticos, solo son rembolsados aquellos que figuran en la lista ‘ad hoc’ y en la cuantía que se indica.

Reembolso de los gastos sanitarios

Para obtener el reembolso el interesado deberá pagar al médico y al dentista por adelantado y recibirá un formulario de atención médica, ‘feuille de soins’, (formulario imprescindible para tramitar el reembolso de los gastos) y, en su caso, una receta para los medicamentos.

Con la receta y la ‘feuille de soins’ debe ir a una farmacia, donde también abonará la totalidad de los medicamentos. El farmacéutico le asesorará para incluir el gasto de los medicamentos en la ‘feuille de soins’.

Posteriormente deberá dirigirse al Servicio de Relaciones Internaciones de la ‘Caisse Primaire d’Assurance Maladie’ del lugar de la asistencia médica, con las ‘feuilles de soins’, para obtener el correspondiente reembolso. Necesitará, además una copia de la TSE y sus datos bancarios (RIB).

Para Gonzalo, natural de Santander, la integración fue fácil. “Llegué a París con el programa Erasmus y aquí me quedé a vivir mi experiencia. El idioma no me costó porque había estudiado en un colegio francés y mi relación siempre fue con amigos españoles que estaban aquí, eso me ayudó bastante”. Sin embargo, reconoce que cuando acabó los estudios universitarios “si fue un poco complicado encontrar trabajo”.

Ahora, está muy contento en la capital francesa. “Tengo mi grupo de amigos y es una ciudad que te ofrece muchas posibilidades a nivel cultural o deportivo”. Cuenta que “no tuve que recurrir mucho a la administración francesa y que el único problema que tuvo fue la tarjeta sanitaria de la seguridad social francesa ya que tuvo que esperar un año a que me la dieran”.

Gonzalo señala que París es una ciudad muy cara “donde es difícil encontrar vivienda” pero “la vida en general se lleva bastante bien”. Eso si, “vuelvo a España como mínimo en verano y Navidad y si tengo ocasión alguna vez más. Echo de menos a la familia y a los amigos”.

Juan, asturiano natural de Gijón de 32 años, lleva en París cuatro años. “Lo llevo muy bien. Llegué con un grupo de gente española y aquí ya vivía mi mujer. La verdad muy bien. Creo que la sociedad francesa no todo son prejuicios”.

Este joven ingeniero de la empresa de automóviles Renault afirma que en el trabajo está muy contento y que sus compañeros le tratan como uno más. Eso sí, “echa de menos la comida, el ambiente y los precios de España”.

Alejandro, de León, lleva tres años en París. “Esta ciudad es maravillosa y me está dando grandes oportunidades en este momento de mi vida, tanto laboral como personalmente”, afirma. Sobre la comunidad española en la capital gala, Alejandro señala que “somos un grupo muy dinámico”. Afirma también que “la integración para mí fue un poco complicada porque yo venía y me marchaba, tenía un contrato de trabajo español. Estaba una semana aquí y luego volvía a Madrid, donde tenía mi empresa. Pero luego me integré muy rápido gracias a los grupos de españoles y te ayudan a integrarte más rápido con los amigos franceses”. Añade que París “es una ciudad que se presta a conocer gente de otras nacionalidades muy rápidamente” y destaca que “la sociedad francesa es muy interesante. Es verdad que los parisinos al principio son difíciles de conocer, pero son muy acogedores. Es un país del que tenemos muchas cosas que aprender”.

Alejandro vuelve a España una vez al mes y dice que lo que más echa de menos es la familia, los amigos, la espontaneidad hispana, el ambiente y el jamón. “Los españoles y franceses no somos tan diferentes cuando nos conocemos”, destaca.