Con la ley en la mano

Siempre oigo la misma cantinela

Por Ricardo Martínez Barros

Cada vez que intentamos alertar sobre determinados problemas que acechan a la emigración, la respuesta siempre se reconduce a la “problemática del tema” y la dificultad para poder resolverlo.

1.- VOTO DE LOS EMIGRANTES. ¿Existe realmente este problema? ¿Cómo no va a existir si hay más de dos millones de españoles en el extranjero que no pueden participar en las decisiones que se toman en su país? Pues si existe el problema, pónganse a solucionarlo YA, ¿Cómo?, pues como se ha solucionado, por ejemplo, el problema de los estibadores. Primero, concienciando al país sobre el problema (Ni un minuto en los telediarios de esas cadenas tan democráticas y solidarias se ha dedicado a este tema); segundo, diciéndole a esos políticos de “nuevo corte” que los problemas de dos millones de españoles que ayudan a engordar la economía de este país y no causan ni la más mínima interrupción ni en las carreteras, ni en los hospitales ni en las plazas de nuestros pueblos, son más importantes por número y por necesidad que la mayoría de reivindicaciones que día a día tenemos que aguantar los que pagamos impuestos y creamos puestos de trabajo. Y tercero, hacer una gran reestructuración y dedicar dinero a poner en marcha una Administración más competitiva, más eficaz y más moderna en el apartado de la emigración

¿Acaso no se han enterado de que el sistema telemático funciona de maravilla para recaudar impuestos en este país? O ¿es que no conocen la seguridad existente del sistema de participación de la Agencia Tributaria? ¿Alguien tiene alguna duda sobre el gran grado de seguridad cuando en la gran “tienda online” Amazon?

Simplemente hay que poner en marcha la necesidad de resolver este problema y advertir a todos esos nuevos partidos políticos que tanto ayudan a los necesitados que la negativa a resolver el derecho fundamental a votar por parte de 2 millones de españoles es un atentado a la dignidad de los que tanto han hecho y hacen por este país de los que esos nuevos adalides de las libertades y derechos tanto presumen.

2.- AYUDA A LOS RETORNADOS. España, mientras exista, es un país de acogida y de una riqueza orográfica, climatológica, cultural, gastronómica, de instalaciones y servicios, incomparable. No es de extrañar que cientos de miles de jubilados de otros países lo elijan. Y no es de extrañar que nos visiten tantos millones de extranjeros, a los que damos un trato exquisito. Pero no hacemos lo mismo, Sr. Ministro, con los que retornan, a los que se les esquilma con una doble imposición fiscal ¿en dónde están los agitadores de masas para que se elimine esta vergonzosa actuación contra los que han contribuido a enriquecer a este país, enviando divisas, no usando los servicios públicos y haciendo sus protestas de una forma tan educada que debería ser ejemplo para los energúmenos que sólo piensan en lo suyo.

¿Hasta cuándo vamos a oír la cantinela de que los problemas de la emigración son muy complejos y nada fáciles de resolver? ¿qué hay que hacer para que esos problemas de más de dos millones de españoles en el exterior se conviertan en un problema para todos los españoles? Yo creo que la mayoría sensata sabe lo que hay que hacer. Créanme, no es una cuestión de siglas, es una cuestión de Estado.