Miras Portugal entregó la Medalla de Honor de la Emigración al Centro Gallego de Avellaneda

“La emigración creó las sociedades de beneficencia y socorros mutuos antes que nadie para ayudar a quienes más lo necesitaban", destacó el director general de Migraciones

Rodríguez Cantero y Paredes exhiben el diploma y la medalla otorgados junto a Miras Portugal y al consejero de Empelo en Argentina, Santiago Camba.
El director general de Migraciones recibió el cariño de los emigrantes.
presidente de la institución, Juan Rodríguez, animó a las nuevas generaciones a continuar el legado de sus mayores.
Firma del Libro de Oro de la institución junto a su presidente, Juan Rodríguez.
Miras Portugal fue recibido por los niños y jóvenes del Centro Gallego de Avellaneda.

Fundado en 1899 con el fin de reunir al gran número de emigrantes españoles que se habían asentado en el municipio de Avellaneda debido al importante desarrollo industrial que allí había a fines del siglo XIX y comienzos del XX, a lo largo de su historia el Centro Gallego de Avellaneda se caracterizó por cultivar y promocionar la cultura española en general, y la gallega en particular.

Desde sus inicios, la institución ha demostrado un serio compromiso con los emigrantes, destacando la creación de un centro educativo dirigido a la población de la colectividad española que se convirtió en uno de los principales centros académicos de la ciudad.

También fue relevante a lo largo de su historia su dedicación a los colectivos más desprotegidos, como los mayores dependientes y las víctimas de violencia de género a través de reuniones y ciclos formativos.

Aún está presente en la memoria de sus directivos y socios la importante labor solidaria que el centro desarrolló a comienzos del siglo XXI, cuando Argentina atravesaba una de las más grandes crisis económicas de su historia y el Centro Gallego de Avellaneda se convirtió en un importante colaborador de la administración española, participando desinteresadamente y con sus propios medios en los programas asistenciales y sociales puestos en marcha para paliar los graves efectos de la crisis.

Estos hechos, apenas un breve resumen de su larga historia, hicieron merecedora a la institución de la máxima distinción que otorga el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, a través de la Dirección General de Migraciones de la Secretaría de Estado de Inmigración y Emigración.

Por pedido del presidente del Centro Gallego de Avellaneda, Juan Rodríguez, la medalla y el diploma fueron entregados a Marta Paredes, nieta de uno de los fundadores de la institución, quien con visibles muestras de emoción manifestó: “Creo que en estos momentos el espíritu de mi abuelo está aquí presente acompañándonos en este acto; a pesar de no haberlo conocido, sé de la visión que tuvo cuando llegó y ayudó a levantar esta maravilla que se ha mantenido firme a través de los años”.

A continuación, el cónsul general adjunto de la Embajada de España, Marcos Rodríguez Cantero, felicitó a todos los directivos y socios “de esta honorable institución que fue levantada con el esfuerzo, con el trabajo, con la inteligencia y con el buen humor de tantas personas que nos han precedido en estos salones desde aquel 22 de octubre en el que fue fundada”.

En la misma tónica, añadió: “Estoy seguro que al Centro Gallego de Avellaneda todavía le quedan muchos años, muchas generaciones, y muchas más distinciones por recibir tanto en España como en Argentina, y les deseo lo mejor para toda la andadura que hay por delante”.

Seguidamente, el presidente de la institución se dirigió al público con unas sentidas palabras en las que recordó también a los socios fundadores. “Hoy es un día memorable e incomparable para el centro y para quienes en este momentos somos sus representantes, para sus socios y amigos, y también para el pueblo de Avellaneda, donde transcurrieron 115 años de su historia en continua actividad. En este momento, quienes amamos a esta institución no podemos ni debemos olvidar a esos cientos de hombres y mujeres que con esfuerzo, pasión y mucho sacrificio lograron completar esta hermosa obra en épocas difíciles para ellos, en las que la ‘morriña’ y la ‘lembranza’ por sus familias y su terruño todavía estaban a flor de piel”, resaltó.

Rodríguez manifestó sentirse “sumamente orgulloso de este largo y fructífero recorrido hecho sin prisa pero sin pausa”, y animó a los hijos y nietos de los emigrantes que pasaron por la institución a “seguir esta loable tarea ahora premiada con la Medalla de Honor de la Emigración”.

Finalmente, el director general de Migraciones se refirió a la importancia que reviste la existencia de instituciones que, como el Centro Gallego de Avellaneda, se dedican a difundir la cultura española en todo el mundo, sin olvidar las tareas solidarias y de ayuda a los más necesitados.

“Esta maravillosa institución, al igual que muchas otras desde Canadá a Tierra del Fuego, desde Alemania a Estados Unidos o Francia, se ha fundado con el espíritu de ayuda hacia los demás y de conservar aquello que a uno lo define, porque si algo profundo ha tenido la emigración en nuestra historia es que se ha integrado a donde ha ido sin dejar de ser quienes eran”, subrayó.

Siguiendo esa idea, calificó al español como el “primer pueblo globalizador de la historia”, y amplió: “Adonde hemos ido hemos creado nuestros centros para que se abran también a las culturas de los lugares de acogida porque también nos consideramos parte de esos países que han sido generosos con nosotros, pero nosotros lo hemos sido aún mucho más con ellos porque les hemos legado a nuestros hijos y nietos, transmitiendo de generación a generación quienes somos, nuestra cultura”.

Miras Portugal también recordó la importante labor solidaria que desempeñaron los centros de emigrantes asentados en todo el mundo: “La emigración creó las sociedades de beneficencia y socorros mutuos antes que nadie para ayudar a quienes más lo necesitaban. Así como nuestros mayores habían ayudado a España desde aquí, desde este mismo centro se ha ayudado a Argentina en sus momentos más difíciles”.

Por último, luego de transmitir a todos los presentes un afectuoso saludo del Presidente de España, Mariano Rajoy, y de la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, el director general de Migraciones concluyó: “El legado vuestro es impagable, por eso esta Medalla de Oro no es sólo para la institución, sino que es también para todos y cada uno de vosotros, para todos esos seres que desde el anonimato también merecen esta distinción”.