Jóvenes emigrantes realizan protestas durante la visita a Montevideo del expresidente Rodríguez Zapatero

Le acusan de provocar la salida de muchos españoles

Grupo de jóvenes españoles manifestantes contra Zapatero.
Una de las manifestantes.
Zapatero en conferencia de prensa.
Zapatero en conferencia de prensa en casa socialista uruguaya.

Si bien el ex presidente intentó en conferencia de prensa desmarcarse de las acusaciones de interferir en la campaña electoral uruguaya a favor del Partido Colorado, opositor al actual Gobierno uruguayo aliado al PSOE, no logró ser contundente y hasta en ningún momento nombró al candidato del Frente Amplio, Tabaré Vázquez, aunque sí aludió al presidente Mujica con quien estuvo reunido dos horas.
El descontento de los Socialistas Uruguayos se debió a que la Fundación del Partido Colorado impulsa un referéndum para bajar la edad de imputabilidad de los menores y para ello contrató los servicios como disertante de Zapatero, quien explicó su accionar “endureciendo las penas” en sus años de gestión gubernamental en España.
Esta actitud fue calificada como “tomar partido por el referéndum que impulsan los colorados”, calificando Zapatero incluso como “político de fuste” al candidato a vicepresidente que acompaña la candidatura de Pedro Bordaberry, hijo del dictador uruguayo de la década de los años 70, que se enfrenta radicalmente con el oficialismo.
Además del malestar de los dirigentes máximos del Partido Socialista del Uruguay, con quienes se reunió en su sede el pasado viernes 29 de agosto, Zapatero tuvo que soportar que le dijeran “en su cara Zapatero a tus zapatos”, por parte del candidato a diputado Gonzalo Civila y de un grupo de jóvenes emigrantes españoles que le acusan e hicieron pintadas en la sede del PSOE de “ser la misma cosa que el PP”.
Pintadas en la sede del PSOE
“Se dice socialista y no lo es”, le coreaban cuando se dirigía al Hogar Español de ancianos tras reunirse con militantes y directivos del PSOE de Uruguay que preside Javier Vila. Justamente, tanto Vila como el secretario de relaciones internacionales del Partido Socialista de Uruguay confesaron que este inconveniente “no afecta a las relaciones que ambos partidos tienen”, quedando como una actitud aislada del expresidente.
Zapatero se vio visiblemente afectado por el malestar de sus colegas uruguayos, debiendo cambiar de lugar la reunión con los militantes y directivos del PSOE Uruguay por razones de seguridad, ya que “los indignados” habían hecho pintadas que fueron rápidamente tapadas por tinta roja por los dirigidos por Javier Vila. También su intromisión en la política uruguaya quedó manifestada en un cartel que sostenía una joven cuestionando: “¿nieto de fusilado apoyando a hijo de dictador?” por su aproximación a Bordaberry.
Jorge, un emigrante de Valladolid que no supera los treinta años, era uno de la decena de jóvenes que protestaba frente a la sede del PS esperando a Zapatero. Explicó que “somos emigrantes que hemos venido a buscar un proyecto de vida” a Uruguay, enfatizando que “este señor Rodríguez Zapatero y, posteriormente, Mariano Rajoy aprobaron una reforma constitucional -la del artículo 135- hace tres años, que dicta que se pague con dinero público la deuda privada de los bancos españoles. 64.000 millones de euros de dinero público para cubrir la deuda de bancos y cajas de ahorro, que se saca de sanidad, de pensiones, de educación y se saca por supuesto de nuestros trabajos. Yo perdí mi trabajo hace tres años, llevaba 36 meses sin trabajar y me tuve que venir aquí con mi pareja”.
Precisó que “en Uruguay hemos encontrado trabajo, nos han acogido muy bien a todos”, explicando que el grupo es “con un perfil determinado, de menores de cuarenta, con estudios superiores y esto se ha traducido en una buena inserción laboral y generosidad para con nosotros los nuevos ‘gallegos’ que emigramos” remató.
Si bien en el siglo pasado la emigración se producía cuando en España había una dictadura y en Uruguay la democracia y el esplendor era calificado de primer mundo, Jorge confesó que “en España hay una dictadura de mercado, porque da lo mismo el partido que gobierne porque desde Alemania viene una llamada telefónica puede hacer que se desmonte el estado de bienestar en un mes, pues a eso le consideramos una dictadura”, culminó.