Con la ley en la mano

¡Que no, que no, que el tratamiento a los retornados ni es justo, ni aceptable!

Por Ricardo Martínez Barros

¿Cierto que los emigrantes retornados españoles están sufriendo una tratamiento fiscal discriminatorio que les hace pagar  impuestos, “dos veces”, por el mismo concepto impositivo?

¿Cierto que este tratamiento impositivo ataca al principio de igualdad consagrado en el articulo 14 de la CE?

¿Cierto que las leyes, lo mismo que las sentencias, han de cumplirse en sus propios términos, como proclama el Art. 18,2 de la LOPJ?

¿Cierto que existe un grave problema legislativo que afecta a más de 250.000 españoles que han contribuido con sus divisas a mejorar la economía nacional y que, sin embargo, están siendo injustamente tratados?

Es decir, tenemos un grave problema, sabemos en dónde está el origen, y tenemos los medios para revolverlo ¿qué estamos haciendo?  ¿ Dejar que el problema se agrande mientras esos emigrantes retornados sigan llenando las arcas públicas para que los de aquí, los que no pagan impuestos, los que no trabajan, los que han conseguido una incapacidad laboral de forma injusta sigan percibiendo sus pensiones, sus subvenciones…?

Tendremos un grave problema si no resolvemos estos problemas. Y ese problema es el problema de la pérdida de la CONFIANZA no sólo ya en las instituciones nacionales, sino también en las europeas. La respuesta dada por el lituano, Semeta, comisario de fiscalidad de la UE, a la pregunta del eurodiputado Irazabalbeitia en la que, además, denuncia “el acoso al que se ven sometidas estas personas y que obligaría a un tratamiento a nivel europeo para que la Comisión promueva medidas que eviten la discriminación”, dista bastante de acertar con el camino adecuado para la solución que se espera.

Mientras tanto, el Gobierno español, debiera arbitrar medidas que sirvan para paliar lo que, a todas luces, parece una “injusticia” Y deben darse prisa con un colectivo que año tras año, lustro tras lustro, generación tras generación, es paciente y abnegado, solidario y contributivo a una Economía que, en más de una ocasión (ahora también) ha encontrado su tabla de salvación en las divisas de los emigrantes y en el ahorro que supone para los servicios públicos que unos trabajadores desarrollen su trabajo y su vida fuera de nuestras fronteras ¿qué pasaría si todos los emigrantes españoles regresasen mañana mismo a sus ciudades y pueblos? Pues que los hospitales no serian suficientes, que las ayudas y servicios públicos se colapsarían, las escuelas no atenderían sus necesidades…

Pues si el grito de la “injusticia y discriminación” está siendo repetitivo, no hay más que hablar: Hagan posible lo que es necesario.  O si prefieren, “empiecen por lo necesario, luego hagan lo posible, y verán como al final están logrando lo imposible” (S.  Francisco de Asís).