Profundo pesar entre la colectividad en Montevideo por el repentino fallecimiento de Manuel Mouriño, gerente general de Casa de Galicia

Se ha retrasado la firma del convenio entre dicha entidad y la Asociación Española Primera de Socorros Mutuos

Manuel Mouriño.

El gerente general de Casa de Galicia de Monteivdeo, Manuel Mouriño, falleció repentinamente el martes 15 de septiembre poco después de participar en el encuentro con los beneficiarios del programa ‘Reencontros na terra’ junto al secretario xeral da Emigración de la Xunta, Antonio Rodríguez Miranda, el presidente de Casa de Galicia, Manuel Ramos, y el delegado de la Xunta en el Río de la Plata, Alejandro López Dobarro, entre otras autoridades.

Manuel Mouriño, nacido en Gondomar hace 65 años y emigrado a la capital uruguaya de muy pequeño, llevaba 45 años trabajando en la mutualista Casa de Galicia fundada en 1917 con la finalidad de ayudar en la salud a los emigrantes gallegos y sus familias, así como también difundir la cultura gallega.

En la actualidad ocupaba el cargo de gerente general y le había tocado en este siglo ser protagonista de la crisis mayor de la institución, doblegando su salud hasta tal punto que hace ya algunos años luchaba contra una enfermedad renal, pero sin abandonar su puesto de trabajo.

Mouriño nos relató las vicisitudes que había sufrido Casa de Galicia cuando la crisis del Río de la Plata del 2001, y como, poco a poco, fueron consiguiendo salir de ella hasta llegar a una cumbre hace un par de años que la dejaba en inmejorables condiciones para volver a ser la tercera mutualista con hospital propio del país.

Sin embargo, en el último año comenzó un déficit mensual que hacía insostenible la continuidad, desarrollándose un plan estratégico con la jubilación de funcionarios mayores de 65 años que llevaría a reducir la plantilla y así establecer el equilibrio en tanto los socios no superaran la cifra actual de 55.000. Tristemente algunos sindicatos no aceptaron este camino y desde fines del año pasado se vino gestionando la forma en que Casa de Galicia podría llegar a unirse a la Asociación Española.

El miércoles 16 estaba previsto que se firmase el convenio entre ambas, algo destacado como un hecho histórico que marcaría un hito en el camino de la diáspora gallega. Pero Mouriño no llegó a verlo. Es más, ante su repentino fallecimiento en la tarde del martes 15 de septiembre, se suspendió la firma de dicho convenio.

Una hora antes de dejarnos físicamente tuve la oportunidad de saludarle y felicitarle por la Medalla de Honor de la Emigración, en su categoría de Oro, que iba a recibir el jueves 17 de septiembre. Me respondió que “no la merezco, yo soy solo un funcionario”. Pero le confesé que realmente la merecía por lo que ha entregado como emigrante gallego para poder brindar la atención sanitaria a sus compatriotas. Me respondió que “lo acepto porque sé que realmente me lo decís de corazón”, y hoy atesoro esas sus últimas palabras como el mejor recuerdo de Manuel Mouriño, un ejemplo de trabajo y abnegación en defensa de Galicia y su gente.