Falleció en Montevideo el emigrante y escultor Eduardo Martínez ‘O Cañotas’

Buena parte de las instituciones en la capital uruguaya cuentan con obras suyas

Eduardo Martínez ‘O Cañotas’ trabajando en una de sus esculturas.
‘El Emigrante’ de ‘Cañotas’.
Carta do Cañotas.
Una mujer observa una de sus obras en el frente del Patronato.

Eduardo Martínez nació en la parroquia de Argalo, en el ayuntamiento de Noia, el 15 de junio de 1926 y se casó con Ramona Blanco, originaria de Santa Cristina de Barro, con la que tuvo dos hijos, Concepción y Camilo, emigrando en 1951 a Río de Janeiro, pero sin su familia.
El clima no le sentaba bien a Martínez y las buenas noticias que venían de sus amigos de Montevideo le hicieron entrar en forma ilegal por la frontera brasileña de Rivera-Livramento en 1953 a Uruguay.
Trabajó durante 35 años como carpintero en la empresa de Juan Carlos Nogués, hijo de un gallego de Vigo, pero fue tan solo dos años después de arribar a Montevideo que pudo regularizar sus papeles y reclamar a su familia, sus hijos pequeños y su mujer, afincándose definitivamente en Uruguay.
Autodidacta
Reconocido como un generoso hombre de trabajo y solidario dentro de la colectividad gallega de Montevideo, también le puso esa impronta a su carrera de escultor y escritor autodidacta que inició allá por 1988, cuando se jubiló.
Ha esculpido 40 tallas que ha donado a instituciones gallegas y españolas, tanto en Uruguay como en Galicia; recordaba Martínez con gran ilusión la que está en la Casa de la Cultura ‘Antón Avilés de Taramanco’ de Sierra de Outes, próximo a su Noia natal.
Afirmaba que “mi intención como escultor no es crear obras de arte, sino por un lado rendirle homenaje a muchas personas de la cultura y de la política gallega a las que conocí, viviendo en Uruguay. Y por otro lado, despertar el interés de mis paisanos, para que se instruyan”, aseguraba hace un par de años en un reportaje.
El Patronato da Cultura Galega le otorgó la Vieira de Prata en el año 2005 y muchas instituciones le rindieron homenajes en los últimos años.
Explicaba también de donde surgía su apodo, ‘O Cañotas’, que fue cuando era pequeño y un vecino le estaba tirando de las orejas para que le dijera quienes eran los que le habían robado en la huerta, y la esposa del vecino le pidió que no “le tires de las orejas, ¿no ves que es duro como O Cañotas?”. Justamente Cañotas era en gallego la parte que quedaba debajo de un árbol, justo antes de las raíces cuando se corta.
‘Cañotas’ regresó siete veces a Galicia, la primera vez en 1979. Camilo, su hijo, le había regalado el pasaje y al llegar a su tierra y ver los jamones colgando reflexionó: “terminó el hambre en mi tierra”.
Cañotas murió el sábado 23 de octubre en su casa de Ciudad del Plata, próximo a Montevideo, y una clara definición de este gallego emigrante solidario, trabajador y que logró formar una familia en la diáspora, la dio al periodista Armando Olveira en el libro Galicia en Uruguay: “soy diestro para trabajar, ambidiestro diría, pero soy zurdo para pensar, medio anarquista de ideas, admiro a Castelao y a Antón Avilés de Taramancos, el gran escritor coruñés que leo cada día de mi vida”.