La vicepresidenta del Consejo de Comunidades critica que el proyecto de Ley de Asturianía no recoge suficientemente la nueva emigración

Leticia Valle propone que organizaciones como Marea Granate formen parte de dicho órgano

Intervención de la vicepresidenta del Consejo de Comunidades Asturianas, Leticia Valle.

El pasado 15 de mayo se celebró en la Junta General del Principado de Asturias una nueva sesión de comparecencias relativas al proyecto de la nueva Ley de Asturianía. Ante la Comisión de Presidencia estaban llamados a intervenir cinco expresidentes del Gobierno asturiano, aunque finalmente solo lo hicieron tres: Francisco Álvarez Cascos, Pedro de Silva y Juan Luis Rodríguez Vigil. También acudieron la presidenta del Consejo de Comunidades Asturianas, Paz Fernández Felgueroso, y la vicepresidenta de este órgano, Leticia Valle García, así como el rector de la Universidad de Oviedo, Santiago García Granda, y el catedrático de Derecho Constitucional de dicha Universidad, Ángel Ignacio Villaverde. Otra ponente fue Carolina Morilla Cernuda, exrepresentante de la Junta General del Principado de Asturias en el Consejo de Comunidades Asturianas.

Todos los comparecientes coincidieron en señalar la oportunidad y necesidad de que se apruebe una nueva ley que regule las relaciones con las comunidades asturianas en el exterior, si bien quien se mostró más crítica con el texto fue la vicepresidenta del Consejo de Comunidades Asturianas, Leticia Valle, quien consideró que en la propuesta de la nueva Ley de Asturianía no se recoge suficientemente la relevancia de la nueva emigración y no se adecúa a las características de la emigración del siglo XXI.

También defendió que habría que “revisar la composición del propio Consejo de Comunidades Asturianas para dar mayor visibilidad al colectivo menos representado, aunque pertenezcan a colectivos de ámbito español” en referencia a la nueva emigración y a la presencia en el Consejo de organizaciones como Marea Granate.

“La realidad del fenómeno migratorio está totalmente invisibilizado”, afirmó Valle, joven emigrante en el Reino Unido y que insistió reiteradamente en la necesidad de que se elabore un estudio sociológico sobre la situación actual de la emigración asturiana y, en especial, sobre las características de la nueva oleada migratoria de los últimos años.

En este aspecto destacó que la nueva emigración ha escogido otras formas de asociacionismo diferentes a las recogidas en el texto de la ley y a los tradicionales centros asturianos. Sobre el reconocimiento de la asturianía manifestó que en su opinión la norma es muy poco flexible a la hora de dar cabida a las nuevas formas de asociacionismos de la emigración más reciente. Si elogió que en el proyecto se incluyesen las redes sociales como ámbitos de asturianía.

Embajadas económicas

En cuanto a los expresidentes autonómicos que acudieron, Francisco Álvarez Cascos defendió que habría que implicar a los centros asturianos del exterior “en un proyecto de interés económico para Asturias” y utilizarlos como una red de embajadas económicas ya que “esto abriría vías a la financiación de estos centros, que es uno de los problemas que afrontan”.

Por su parte, Pedro de Silva, recomendó a los legisladores que procuren con esta ley “no crear expectativas que no están en condiciones de poder cumplir. Los derechos que se reconozcan, que se sepa que luego va a haber medios para cumplirlos”. También señaló que la ley tampoco debe suplir las obligaciones del Estado central en la protección de los ciudadanos residentes en el extranjero. Para el expresidente asturiano la ley se justifica porque el fenómeno de la emigración forma parte de la identidad asturiana, por encima de criterios de utilidad.

El otro expresidente del Principado, Juan Luis Rodríguez Vigil, simplemente señaló que le parece bien la ley y que más allá de eso no tenía nada que aportar. Eso sí, cuando afirmó que el representante de Podemos “maligniza” la emigración y a que a él le parece bien que las personas puedan dejar su tierra para buscar un futuro mejor, la vicepresidenta del Consejo de Comunidades, Leticia del Valle, le respondió airadamente lamentando lo que ella entendía como un menosprecio hacia quienes habían emigrado y la incomprensión ante el sufrimiento que supone abandonar la tierra de origen.

Paz Fernández Felgueroso, presidenta del Consejo de Comunidades Asturianas, destacó que el proyecto de ley goza del consenso del órgano de representación de la emigración asturiana y que amplía el marco legal a la emigración individual y al retorno. Además, establece derechos y deberes de las colectividades y la posibilidad de revocación del reconocimiento de asturianía, algo que en estos momentos no existe.

También destacó que se establezca como obligación legal que el Gobierno del Principado tenga que hacer un plan integral de emigración cada cuatro años, algo que ya se venía haciendo, pero no por mandato legal.

Carolina Morilla también destacó el alto grado de consenso sobre el texto presentado y resaltó que “hay temas sobre los que prima el sentido de lo asturiano por encima del interés político”.

Momento de tensión

Durante la sesión también hubo algún momento de tensión. Fue cuando el representante de Podemos, Daniel Marí Ripa, criticó que no hubiesen acudido a la comparecencia los dos expresidentes del Principado Vicente Álvarez Areces y Antonio Trevín, este último también lo fue del Consejo de Comunidades Asturianas. “El Gobierno de Álvarez Areces negó la emigración juvenil, llegó a decir que eran leyendas urbanas mientras los Alsa marchaban llenos a rebosar cada domingo por la tarde a Madrid. Ahora, el gran ausente de hoy, critica esa emigración desde un escaño en el Senado por siete mil euros al mes”, afirmó Marí. “Nosotros creemos que hace falta tener valor para haber sido el máximo responsable de la emigración asturiana durante más de una década y no venir al Parlamento a rendir explicaciones. No sé qué tenían tan importante que hacer hoy, no sé si habían quedado a comer o tenía una cita…” añadió el representante de Podemos al tiempo que la presidenta de la Comisión, Nuria Devesa, le cortaba y le exigía que respetase a aquellas personas que habían excusado su presencia igual que a quienes habían acudido de forma voluntaria.