En plena preparación de los Carnavales y en la madrugada en la que comenzaba el Día de la Candelaria, patrona de Canarias, los isleños, especialmente los residentes en Tenerife, se vieron sorprendidos por un fuerte temporal de lluvia que provocó numerosos destrozos. Se suspendieron en muchos lugares servicios básicos como la electricidad y muchos vecinos tuvieron que abandonar sus casas y algunos quedaron incomunicados durante días.
La fuerza del agua era tal que por las calles de Santa Cruz de Tenerife fueron arrastrados viandantes que salvaron las vidas ayudados por otras personas o agarrándose a mobiliario urbano. Una vez pasada la tormenta, comenzó la rehabilitación en las zonas afectadas, la inspección del estado de edificios, la reparación de los daños más relevantes y la rehabilitación de los servicios básicos fundamentales.