NUEVA EMIGRACIÓN

Sergio Ortiz, ejemplo de unión entre dos generaciones de emigrantes en Alemania

Abogado español establecido en Colonia desde marzo de 2014

Sergio Ortiz López es vicepresidente de la CAEPF.

Sergio Ortiz López es un abogado español establecido en Colonia desde marzo de 2014. El mismo día que se colegió en la Cámara de Abogados (Rechtsanwaltskammer) de esa ciudad, constituyó su bufete. El joven emprendedor andaluz procede de Almería y estudió Derecho, Ciencias Políticas y Ciencias de la Administración Pública en Granada. Tiene treinta años y desde hace dos es también vicepresidente de la Confederación de Asociaciones Españolas de Padres de Familia (CAEPF). Dice que eligió Alemania para establecerse porque siempre le interesó la cultura y el idioma del país, y que a medida que había ido conociendo su idiosincrasia se dio también cuenta del gran país que es para los negocios. Ortiz, que tiene también un bufete en Almería, presume de que éste sea el único de esa provincia con representación en Alemania.

Sobre lo arriesgado de establecerse como autónomo en este país, cita a Séneca: “Muchas cosas no nos atrevemos a emprenderlas, no porque sean difíciles en sí, sino que son difíciles porque no nos atrevemos a emprenderlas”. Y añade que lo arriesgado es salir de casa y enfrentarse a una nueva cultura, lengua y vida. Establecerse en Alemania no cree que sea arriesgado, “todo lo que se necesita es una persona de confianza que te oriente e indique qué obligaciones hay que cumplir”, lo prioritario para iniciar una actividad de autónomo sería tener una idea “y yo la tenía”, asegura.

En la decisión habría influido la situación de crisis en España, pues piensa que con sus conocimientos de alemán, inglés y francés, en tiempos de bonanza económica le hubiese salido más de una oferta de trabajo, con lo que muy probablemente se hubiese quedado en España.

Sobre su condición de emigrante dice, “soy emigrante español porque en España no encontré esas oportunidades y tuve que buscarlas lejos de casa”, y recuerda molesto que haya políticos que les traten de “jóvenes aventureros”, lo que demostraría un “desconocimiento absoluto” o lo que sería peor, “no querer reconocer una realidad que afecta a España en muchos ámbitos”. Desde la Confederación se vería el movimiento migratorio perfectamente y las dificultades a que se enfrentan los emigrantes y la falta de apoyos que sufren. “No todo es baladí, ni todos somos aventureros”, subraya.

Pero se siente igualmente ciudadano europeo, “por supuesto”, precisa. El intercambio de estudiantes universitarios vía Erasmus sería la mejor manera de seguir creando ese concepto, que más que un concepto sería ya una realidad, “en Europa me siento querido, respetado y libre, todo lo que hace falta es seguir contribuyendo a una sociedad europea abierta, libre y políglota”.

El joven vicepresidente de la CAEPF, cuenta que entró en contacto con la institución participando en un seminario para emprendedores, por recomendación de un amigo, y así fue conociendo el trabajo que desde ella se realiza. El intercambio entre la primera y la nueva generación de emigrantes le parece fundamental, “la nueva generación vive en un micromundo”, a través de las redes sociales creería estar en España, sin realmente estarlo, y lo que sería peor, sin dejar tiempo para su integración en Alemania. “La primera generación no tenía esta posibilidad, por lo que aprendieron rápidamente de la cultura del asociacionismo de Alemania”, dice. En este punto, recuerda las enriquecedoras charlas con su abuelo, emigrante también, primero en Montevideo, y posteriormente en Darmstadt, (Alemania).

De los protagonistas de la primera generación de emigrantes ensalza su espíritu de superación, “pensemos en quienes venían sin posibilidad de verle las caras a sus amigos y familia, sin poder escribirles ni llamarles a diario. Sin un diccionario online que permitiera rápidamente traducir una palabra. Sin una generación anterior que ya hubiese venido, contado lo que nos esperaba y abierto el camino”, este sería el mayor valor a transmitir a la nueva generación.

Ortiz reconoce que la primera generación sí que fue “una generación de emprendedores, de valientes”. El mensaje que quiere enviar a las familias españolas establecidas recientemente en Alemania es que se esfuercen en aprender el idioma, fundamental para el desarrollo laboral y personal en este país, y que superen las dificultades de los primeros años. A través del idioma sería la única forma de conseguir la integración, “integración, no asimilación, pues nadie debe olvidar su lengua y su cultura y su origen”, advierte. Para terminar, anima a los nuevos emigrantes a que retomen las numerosas asociaciones creadas por la primera generación y que les den vida. Que no las consideren como un mero bar, sino como un centro de información, de cultura y de intercambio de ideas. Sobre si piensa regresar algún día a España, dice, “pienso en el día a día, pero sí, algún día querré regresar”.