Moyano está dispuesto a dimitir si con ello se aprueba el proyecto de inversión del Grupo Ribera Salud y la Fundación Favaloro

El interventor del Centro Gallego de Buenos Aires también renunciará si se rechaza la propuesta de cesión de la gestión

El interventor del Centro Gallego de Buenos Aires, Martín Moyano Barro.

El interventor del Centro Gallego de Buenos Aires, Martín Moyano Barro, adelantó a España Exterior que pondrá a consideración de la asamblea de representantes de los socios su renuncia si con ello se aprueba la cesión de la gestión del hospital y la venta del inmueble de la institución a la sociedad compuesta por el Grupo Ribera Salud y la Fundación Favaloro.

“He puesto mi renuncia a consideración si eso sirve para que la asamblea pueda sesionar libremente, se destrabe la situación y que las agrupaciones voten a favor del proyecto de inversión”, afirmó en entrevista exclusiva con este medio

En ese sentido, afirmó que en el caso de que sucedan estos dos hechos, su renuncia y la aprobación, “la asamblea deberá decidir si proclaman a las autoridades electas en las últimas elecciones o verán ellos como terminar de resolver todo el proceso de transferencia al grupo inversor”.

Asimismo, aseguró que en caso de que la asamblea vote en contra del proyecto, también renunciará de manera inmediata: “En ese caso, no puedo decir que pasará con la institución porque ya no estaría más a cargo de la mutual”, añadió.

“Hemos decidido que si fracasa la asamblea renunciamos y deberá la justicia decidir cómo va a continuar esto y quién se hace cargo del Centro Gallego”, continuó, y agregó que en ese caso es muy probable que se inicie el proceso de liquidación de la institución.

Moyano criticó con dureza a los representantes de los socios que hasta el momento no han dado su visto bueno al proyecto de inversión y los acusó de tener una voluntad contraria a la que expresaron los socios y los trabajadores en las consultas no vinculantes realizadas en los últimos días: “Nosotros encontramos una solución que quizás no sea lo ideal, pero es la factible para el estado en el que está hoy la institución”, recalcó.

Siguiendo esa línea, advirtió que “si la asamblea no sesiona y no aprueba el proyecto de inversión es muy difícil acceder al financiamiento para mantener el peso de la masa salarial al día; ya estamos con un atraso de un mes y es una locura que a esta altura del año, cuando la asamblea puede resolver la situación del Centro Gallego de manera definitiva, no lo haga”.

Cabe mencionar que tan sólo dos días antes de esta entrevista, se filtró en las redes sociales un documento dirigido a los socios y firmado por el director médico del hospital del Centro Gallego, Gustavo E. Niotti, en el que se señala que “en virtud de los acontecimientos de público conocimiento por los que atraviesa la institución, se les informa que a partir del próximo lunes 18 del corriente mes y año se suspende toda atención médica hasta nuevo aviso”.

Esta carta, si bien la intervención no llegó a hacerla pública, provocó gran alarma entre los socios, pero Moyano aseguró que el próximo lunes, mismo día en el que tendrá lugar la asamblea, “van a haber servicios normalmente”, aunque denunció que han recibido amenazas sobre posibles tomas y saqueos en la entidad.

Respecto a la venta del inmueble, condición sine qua non que ha puesto el grupo inversor para realizar la operación, Moyano explicó que es la única opción posible dado las millonarias deudas laborales que tiene la institución: “Ningún concesionario aceptaría hacerse cargo del Centro Gallego si no está resuelto este tema, porque si se les transfiere el personal, por responsabilidad solidaria los juicios laborales también irían contra Ribera Salud”.

El interventor sostuvo que la crítica situación financiera del Centro Gallego se originó “cuando la Xunta de Galicia se retiró de la institución y la Fundación Galicia Salud entró en concurso de acreedores, porque se transfirieron todos los trabajadores a la mutual sin que ésta tuviera recursos para pagar los sueldos. Esa es la génesis de los problemas de la institución, no haber tenido la capacidad financiera suficiente para poder soportar ese peso”.