Los partidos reiteran que no habrá terceras elecciones pero no aclaran su voto a la investidura de Rajoy

Podemos, que se opone a un Ejecutivo de derechas, continúa con su proceso de digestión de unos resultados que Pablo Iglesias achaca al miedo de sus propios votantes a que gobernasen

 La euforia se apoderó de los dirigentes y militantes del Partido Popular, puesto que ni sus mejores pronósticos les daban una victoria así. 

Pasada la resaca de los festejos, el candidato a la relección, Mariano Rajoy, insistió en la necesidad de contar “a la mayor celeridad posible” con un Gobierno para lo que plantea alcanzar “un acuerdo al menos de mínimos”, en el que se incluyan los “grandes objetivos para los próximos años” y “aparcar” los temas en los que haya “discrepancias”. Rajoy remarcó que estos grandes objetivos deben estar “dentro del marco constitucional” y citó como básico el consenso para los Presupuestos Generales del Estado para 2017, el techo de gasto, el cumplimiento de todos los compromisos europeos y “dotar al Gobierno de la mayor estabilidad posible”. Para ello, comenzará una ronda de conversaciones con todos los grupos parlamentarios, incluyendo a los independentistas. 

Comenzará con Coalición Canaria y quiere dar prioridad al PSOE para los acuerdos, aunque dejará tiempo al Partido Socialista que afronta el 9 de julio un Comité Federal para analizar los resultados y fijar postura. Muchos dirigentes incluso muestran dudas sobre la continuidad de Pedro Sánchez como máximo responsable, quien se ve reforzado tras haberse impuesto a Unidos Podemos y mantener la supremacía en la izquierda española.

Todos los partidos insistieron en afirmar que no habrá unas terceras elecciones generales, tras la de diciembre y estas de junio, y se formará gobierno. Sin embargo, no aclaran su postura sobre la investidura de Mariano Rajoy: si votarían en el Congreso a favor, en contra o se abstendrían. Rajoy sí aseguró que esta vez se presentará a la investidura.

Las mayores contradicciones se les presentan a PSOE y C’s por la presión que ejercen los resultados del PP y la necesidad de acabar con la incertidumbre política, que no hace más que trasladarse a la economía. Los dirigentes de Ciudadanos declararon su resignación la noche del 26-J puesto que consideran que la Ley Electoral restringió sus posibilidades y fue una de las causas de su bajada respecto al 20-D.

Aunque el mayor mazazo se lo llevaron los responsables de Unidos Podemos, cuyos rostros reflejaban a las claras la tristeza y la incredulidad por los resultados. Su líder, Pablo Iglesias, lo justificó a posteri con un peculiar argumento: el miedo de sus propios votantes a que gobernasen. La coalición sigue digiriendo la situación y rechaza que gobierne Rajoy.