Las colectividades gallegas en Madrid despiden al ‘decano de la galleguidad’, Fernando Amarelo de Castro

Destacadas autoridades y representantes de los centros y asociaciones gallegos en la capital acudieron al funeral celebrado en la Catedral de la Almudena

El escritor cubano-gallego, Miguel Ángel Alvelo, amigo de Fernando Amarelo de Castro, en un momento del funeral.
Finalizó el funeral con la interpretación del himno gallego.
Ildefonso de la Campa, Antonio Rodríguez Miranda, José Manuel Romay Beccaría y familiares de Fernando Amarelo de Castro durante el funeral.

El pasado jueves 16 de febrero se celebró en la Cripta de la Catedral de la Almudena de Madrid un funeral por el que fuera secretario xeral para as Relacións coas Comunidades Galegas, Fernando Amarelo de Castro. La ceremonia, que fue organizada por las colectividades gallegas en Madrid, fue oficiada por el cardenal Antonio Mª Rouco Varela y, además de la viuda e hijos de Amarelo de Castro, estuvieron presentes diversas autoridades y amigos del que fuera ‘decano de la galleguidad’.

Acudieron el secretario xeral da Emigración de la Xunta de Galicia, Antonio Rodríguez Miranda, el director general de Migraciones del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, Ildefonso de la Campa, y el presidente del Consejo de Estado, José Manuel Romay Beccaría.

También estuvieron presentes el director de la Casa Galicia en Madrid, José Ramón Onega, el presidente de la Real Academia de Estudios Morales y Políticos, Juan Velarde Fuertes, quien fuera cónsul de España en La Habana, Eduardo de Quesada, el presidente de la Federación de Asociaciones Gallegas en Madrid, Ovidio Cadenas, y Carlos de Blas, de la Enxebre Orde da Vieira.

Durante su homilía, Rouco Varela describió a Fernando Amarelo de Castro como un gallego ilustre, e identificado con las tradiciones gallegas y recordó cómo sembró el mundo de los tradicionales ‘cruceiros’ gallegos.

El oficio religioso finalizó con la interpretación del himno gallego a cargo de un gaitero.

Valoraciones

Varios de los asistentes hicieron una valoración sobre la figura de Fernando Amarelo de Castro.

Romay Beccaría destacó que “Fernando Amarelo era una persona culta, afable, con una gran capacidad de relación y que supo ejercer de gallego comprometido con las colectividades gallegas de Madrid durante muchos años con las que contribuyó a la formación de la presencia institucional de colectivos gallegos en Madrid en estrecha colaboración con Enrique Santín, Carlos de Blas y algunos otros”.

También destacó que “Amarelo fue el hombre de Fraga para la emigración. Visitó innumerables veces todos los países del mundo en los que hay colectividades gallegas significativas y se ganó el afecto de todo el mundo que veían en él un hombre comprometido y dispuesto siempre a cualquier sacrificio que pudiera significar una mejora de los gallegos en el exterior o simplemente el consuelo de su presencia”.

Recordó que, “siempre fiel a Fraga”, ocupó también al final de su vida política un escaño en el Parlamento de Galicia. “Todos estos méritos le llevaron a obtener innumerables premios y distinciones, desde luego, muchísimos relacionados con el mundo de la emigración y los centros gallegos en el exterior”.

El secretario xeral da Emigración, Antonio Rodríguez Miranda, destacó sobre Fernando Amarelo de Castro que “su ímprobo trabajo fue pieza fundadora y fundamental para el reconocimiento oficial de la relevancia de las comunidades gallegas en el exterior en el pasado, presente y futuro de nuestra tierra”.

Asimismo, resaltó que “a él se debe el diseño básico de muchas de las líneas de actuación, en pro de las y los gallegos residentes fuera, que aún ahora se desarrollan desde la Administración autonómica, e incluso en la del Estado”. En este sentido afirmó que “la consolidación y crecimiento de esa gran red universal sobre la que reposan los sentimientos y lazos de las y los gallegos repartidos por el mundo es, en gran medida, producto directo del cariño y pasión con los que Fernando Amarelo de Castro llevó a cabo su tarea en la Xunta”.

Finalizó resaltando que “buena parte, en fin, del justo reconocimiento que la sociedad gallega ha hecho, hace y hará, a sus paisanos y paisanas en el exterior, es consecuencia del abnegado trabajo de un hombre que, sin duda ninguna, forma ya parte imborrable de la historia de Galicia, con mayúsculas. Galicia y la galleguidad no serían la misma sin don Fernando”.

Por su parte, el director general de Migraciones, Ildefonso de la Campa, señaló que “para mí en particular fue mi mentor, mi maestro, mi amigo”, mientras que el director de la Casa de Galicia en Madrid, José Ramón Ónega, lo calificó como “gran embajador de Galicia y amigo”.

El presidente de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, Juan Velarde, recordó que coincidió con Amarelo de Castro en el Ministerio de Educación. “Me impresionó siempre su capacidad de trabajo, su sentido del Estado, su imaginación para abrir perspectivas nuevas -por ejemplo, lo que me ayudó en la búsqueda del expediente administrativo del gran poeta Antonio Machado- y también su ignorancia de lo que pudiera llamarse ‘momento del descanso’”.

Eduardo de Quesada, quien fuera cónsul de España en La Habana, recordó que coincidió con Amarelo de Castro en actividades en la colectividad gallega en Cuba. Lo definió como “un gran gallego, muy trabajador con su gente”. Por su parte, Carlos de Blas resaltó que Amarelo de Castro también “fue uno de los impulsores de la Enxebre Orde da Vieira”.