HUMILLACIÓN A LA DIÁSPORA

La Ley Electoral deja una puerta abierta para mejorar el procedimiento de voto de los emigrantes

Cartel en una de las protestas contra la reforma de la Loreg celebrada en Basilea.

La propia Loreg, en su nueva redacción, deja la puerta abierta a modificaciones que podrían aliviar la asfixia a la que se ha sometido a los residentes en el exterior con un proceloso procedimiento de voto que en la práctica ha llevado a la restricción del derecho al sufragio. Además, estos días se están celebrando las elecciones de renovación de los Consejos de Residentes Españoles (CRE) y no puede ser que las complicaciones burocráticas y el desprecio de la clase política tiren por la borda todo un entramado ejemplar de cauces de participación  y representación que son la envidia de otros colectivos de emigrantes, como los italianos o los marroquíes, por ejemplo. La renovación de los CRE y la próximo renovación del Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior son el primer paso para relanzar la lucha a favor de los derechos de la diáspora. Porque la dignidad de un país se mide, entre otras cosas, por la forma en la que trata a sus emigrantes.

Como ya todos los emigrantes saben la reforma de la Ley Electoral afectó sobre todo al Artículo 75 que versa sobre el Ejercicio del voto por personas que viven en el extranjero. En dicho artículo se establece el voto rogado y se concreta el procedimiento a seguir por los españoles que residen fuera de España para ejercer el voto en los comicios a los que tienen derecho a partir de ahora.
Se trata de un artículo extenso, que consta de doce puntos y cuya lectura detallada recomendamos a todas aquellas personas que tengan alguna relación con la diáspora.
Pero en este texto queríamos fijarnos en uno de los apartados del Artículo 75 de la Loreg. En concreto en el último, el 75.12 porque tras su lectura es lógico llegar a la conclusión de que cuando quiera el Gobierno puede poner algún arreglo a la escandalosa negación del derecho al voto que en la práctica se ha producido al aplicar la nueva normativa.
El apartado citado dice lo siguiente: “El Gobierno, previo informe de la Junta Electoral Central, puede regular los criterios y limitar los supuestos de aplicación de este artículo, así como establecer otros procedimientos para el voto de los residentes ausentes que vivan en Estados extranjeros donde no es practicable lo dispuesto en este artículo”.
Casi que habría que leerlo dos veces ante el asombro que produce la primera lectura.
Y ello porque está claro que la aplicación del actual procedimiento de voto de los españoles en el extranjero puede ser matizado, regulado y modificado por el Gobierno con el único requisito de que la Junta Electoral emita un informe al respecto -que ni siquiera tendría que ser vinculante, según reza el apartado-.
Incluso se señala que el Ejecutivo puede establecer otros mecanismos de voto para los españoles que residan en países donde el sistema regulado en el artículo 75 “no sea practicable”.
Lo primero que se le viene a uno a la cabeza es que en Venezuela, donde residen más de cien mil españoles, lo dispuesto en el artículo 75 no es, ni de lejos, practicable. Y todo porque la eficacia del sistema de correos brilla por su ausencia de manera especialmente llamativa. ¿Acaso no podría el Gobierno, en virtud del apartado doce del Artículo 75 de la Loreg, establecer un método diferente de voto para los españoles residentes en Venezuela?
Y quien dice Venezuela puede decir también Cuba, con 80.000 españoles residentes, y puestos a ser exigentes se podría aplicar el mismo razonamiento a buena parte de los países donde residen la mayoría de los españoles en el extranjero ya que el procedimiento y los plazos establecidos en el Artículo 75 requieren de un sistema de correos no solo eficaz, sino raudo y veloz como un rayo.
Quizás, en base a los desastrosos datos de participación en las elecciones autonómicas del pasado 22 de mayo, ampliamente comentado en este medio, el Gobierno podría ampliar los plazos para que, aunque sea un remiendo, en las próximas elecciones, que serán las generales, el procedimiento de voto de los residentes en el exterior se convierta en algo más realista que lo que hemos visto hace algo más de un mes.
Porque la otra opción, una propuesta realizada por el PSOE Europa, es modificar la Loreg antes de las elecciones generales. Obviamente se trata de una auténtica quimera y sale de toda lógica que el Gobierno o los partidos se metan a estas alturas a otra reforma de una ley orgánica como es la Ley Electoral, base del sistema democrático y que tocarla es como abrir la caja de Pandora.
E igual de utópica es la posibilidad de que se vaya a poner en práctica el voto electrónico.
Sin embargo, el apartado doce del Artículo 75 da un amplio margen de maniobra al propio Gobierno para ‘desfacer  un entuerto’ totalmente injusto que ha dejado a la emigración más desamparada que nunca al privarle en la práctica del único instrumento que tenía para exigir a los gobernantes la atención que merecen. Porque ha sido el propio presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quien transmitió la idea de que la dignidad de una nación se mide, entre otras cosas, por la forma en la que trata a quienes tuvieron que emigrar.
En estos días se están celebrando las elecciones de renovación de los Consejos de Residentes Españoles (CRE) en todo el mundo. De dichos consejos saldrán elegidos los que serán los nuevos  miembros del Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior (CGCEE) que iniciará a partir del mes de septiembre su sexto mandato.
La participación en dichos comicios está siendo bajísima, paupérrima, y esto es un grave problema que deberá afrontar la emigración. Pero está claro que también es un grave problema creado por la propia Administración al complicar sobremanera la manera de elegir a estos órganos y al crearlos con nulos recursos económicos y competenciales.
Pero el problema de verdad es que para la clase política sería este un buen momento de hacer desaparecer los CRE puesto que excusas no faltan: crisis económica, falta de presupuestos, baja participación.
Ojo, señores de la emigración. El muro que en un abrir y cerrar de ojos se ha levantado antes ustedes va a ser difícil de franquear. Los nubarrones de la tormenta, que algunos quizás habían pensado que iban pasando, se han tornado más oscuros todavía y tras la pérdida del voto pueden llegar otros males. Lo de los CRE debe servir como toque de atención. Perder el voto es muy importantes porque, no nos engañemos, detrás de ese derecho están todos los demás.
Y que conste que no está todo perdido. Hace pocos días se manifestaron por las calles de las ciudades de España alrededor de 200.000 ‘indignados’. ¿Acaso no deben estar todavía más indignados los españoles que viven en el extranjero? ¿Acaso no pueden manifestar su descontento de forma global y con una repercusión real?
La prioridad del nuevo CGCEE debería ser intentar modificar la Loreg para que la participación vuelva a la misma senda que venía recorriendo hasta que a alguien se le ocurrió cambiar dicha ley (por cierto, ¿de quién fue la idea?, ¿a cambio de qué?, ¿los sabremos alguna vez?).
Y también buscar nuevos mecanismos, imaginativos, para no dejar morir los Consejos de Residentes.
Las elecciones generales están a la vuelta de la esquina. Todavía se pueden hacer cosas y el CGCEE, los CRE y las entidades en todo el mundo, deberían liderar un fuerte impulso del compromiso político de la emigración que se manifieste en una presión constante para que las aguas vuelvan a su curso -cambios en la Loreg- y en el aumento de la participación en los comicios que vienen.