INFORME - EL HOSPITAL DEL CENTRO GALLEGO DE BUENOS AIRES

La gestión del hospital culmina en la ruptura del Pacto de Gobierno entre las cinco agrupaciones políticas del Centro Gallego de Buenos Aires

Miembros de la agrupación Unión Gallega, que se opuso desde un primer momento a la gerencia del hospital.
Farjas saluda al gerente del hospital del Centro Gallego, Jorge Herreros, minutos antes de la reunión del Patronato del 23 de octubre.

El 23 de octubre pasado, una importante delegación del Gobierno de la Xunta de Galicia, encabezada por el conselleiro de Presidencia, Administracións Públicas e Xustiza, Alfonso Rueda; la conselleira de Sanidade, Pilar Farjas, y el secretario xeral de Emigración, Santiago Camba, ingresaba al Centro Gallego de Buenos Aires para mantener una reunión con los patronos de la Fundación Galicia Saúde, que gestiona el funcionamiento y la administración del hospital de la entidad.

No era un secreto que este encuentro tenía como objetivo principal que los representantes del Gobierno que preside Alberto Núñez Feijóo presentaran a las autoridades del Patronato y a los representantes de las agrupaciones políticas del Centro Gallego un plan de salvación definitivo que pusiera fin de una vez por todas a la calamitosa situación económica del hospital, cuya deuda había superado ya los 13 millones de euros. La reunión del Patronato se extendió más de lo previsto, y tras dos horas en las que se percibía una inmensa tensión en el ambiente, todos los participantes dejaron la Sala de Juntas de la entidad sin hacer declaraciones, aunque en sus rostros se leían signos de fastidio que dejaban claro que la propuesta que había traído la Xunta no había sido muy bien recibida por los directivos de la centenaria entidad.

La posición de la delegación gallega era terminante: la única posibilidad viable para salvar al hospital era entregar la totalidad de la gestión del hospital a profesionales de la sanidad, por lo que les transmitieron a los patronos de la Fundación que el grupo empresarial 3A Recoletas era el actor idóneo para llevar a cabo esta tarea. Según pudo averiguar España Exterior, el momento más caliente del encuentro llegó cuando uno de los funcionarios gallegos les dio a entender a los patronos que si no aceptaban esta propuesta, la Xunta retiraría todo el apoyo al Centro Gallego y dejaría la Fundación Galicia Saúde. “Es esto o nos vamos”, habrían sido las palabras que indignaron a los presentes en la reunión.

El malestar que provocó esta situación llegó rápidamente a Galicia, donde ya empezaba a circular por algunos medios de comunicación que la intención de la Xunta era “privatizar” el hospital. Bajo este convencimiento, la agrupación Unión Gallega emitió un comunicado en el que anunciaban que rompían el Pacto de Gobierno que durante 20 años mantuvieron con las restantes cuatro agrupaciones políticas del Centro Gallego: Galicia, A Terra, Breogán y Celta. “Se llegó a esta situación después de reiteradas oportunidades en las que hemos pedido información sobre las bases en las que se iba a hacer este contrato de privatización; al habernos negado esto, consideramos que no podíamos seguir participando en esta alianza de agrupaciones porque hasta el día de hoy no conocemos la letra chica de este contrato”, señaló a España Exterior Jorge Núñez, presidente de Unión Gallega.

Para los integrantes de esta agrupación, la intención de Farjas era entregar la administración de la Fundación y el indirecto control del Centro Gallego a una empresa privada, subsidiada durante al menos diez años con los impuestos de los gallegos. “Se trata de la privatización de una institución y la encubierta intervención de otra entidad, ambas sin fines de lucro, y que por esa razón gozan de beneficios impositivos de acuerdo a la legislación argentina”, explicó el presidente de Unión Gallega.

Núñez además criticó la elección del Grupo Recoletas, “una empresa que ni siquiera tiene radicación en Argentina, a la que impusieron sin concurso previo, y que pretende obtener o percibir todas las ganancias que reporte la explotación de la actividad sanitaria”. Según señaló, en ningún momento de la reunión del Patronato del 23 de octubre se explicaron los antecedentes del Grupo Recoletas, el plan de negocios, las inversiones previstas, los mecanismos de administración sanitaria o el contrato a suscribir. “El hilo conductor de la gestión de Farjas ha sido imponer su posición sin debate alguno, procurando asegurarse la mayoría de dos tercios necesaria para aprobar este proyecto y entonces hacer lo que quieran, sin control alguno”, recalcó. Además, Núñez acusó a la conselleira de Sanidade de reunirse el 24 de octubre, sin la presencia de los representantes del Patronato, con algunos integrantes de la Asociación Médica del Centro Gallego, “de quienes obtuvo, sin entregarles nada concreto, una nota de adhesión a su proyecto, que hasta hoy sigue siendo secreto para nosotros”.

Los días 26 y 30 de octubre los miembros locales del Patronato se reunieron para determinar los pasos a seguir en caso de que la Xunta se retirara de la Fundación. Además, decidieron suspender la reunión extraordinaria prevista para el 9 de noviembre en Galicia, lo que motivó que Camba viajara de urgencia a Buenos Aires para tratar de limar asperezas y aquietar las aguas. Para definir la situación, el secretario xeral de Emigración, en presencia de representantes de las cinco agrupaciones, invitó a una reunión final en el hotel en el que estaba hospedado a José Luis Seoane, de la agrupación Celta, y a Núñez, quien no concurrió.
“Lo que allí sucedió es un misterio, pero es indudable que influyó en varias personas que luego apoyaron el proyecto de la Xunta”, subrayó el presidente de Unión Gallega.

El martes 10 de noviembre, en una reunión celebrada en la sala de sesiones del Centro Gallego, se determinó que Seoane y Elías Fernández Pato, de la agrupación A Terra, viajarían a Galicia para seguir interiorizándose sobre el proyecto y reunir información. Núñez explicó que luego de cuatro días de reuniones en Galicia, estas personas se negaron a entregar informes escritos o mostrar documentos sobre lo acordado, alegando que podían trascender a la prensa y que había cláusulas secretas que solamente serían conocidas cuando se estuviera el 3 de diciembre en Galicia, nueva fecha establecida para la reunión extraordinaria del Patronato.
“Verá a esta altura, Sra. Conselleira, el daño que ha causado su gestión, al menos en la comunidad del Centro Gallego, y las legítimas dudas que abrigamos sobre las formas, el fondo y los efectos del proyecto secreto que elaboró”, señalaron los integrantes de Unión Gallega en una carta que le enviaron a Farjas el 1 de diciembre. “No sabemos si en forma deliberada o accidental ha logrado que luego de haberse entrevistado con usted estas dos personas no sólo impulsasen su propuesta, sino que al igual que usted se nieguen a entregar o difundir el contenido de los acuerdos a considerar, lo que produjo la ruptura del acuerdo de gobierno alcanzado durante 20 años por las agrupaciones del Centro Gallego”, añadieron.

Asimismo, explicaron que desde que Farjas asumió al frente del departamento de Sanidade, las ayudas financieras comprometidas por la Xunta para la Fundación no han sido remitidas, “motivando que muchos directivos piensen que es mejor aceptar su imposición de proyecto a tener que enfrentar un conflicto gremial o con los proveedores que dejarían a los socios y clientes de la Fundación sin atención médica”.

Reunión extraordinaria
Con las ausencias de los representantes de las agrupaciones Unión Gallega y Galicia, finalmente el 3 de diciembre se llevó a cabo en Santiago de Compostela la reunión extraordinaria del Patronato en la que, con voto unánime de los presentes (los integrantes de Galicia Saúde por parte de la Xunta y las agrupaciones A Terra, Breogán y Celta del Centro Gallego), se aprobó el proyecto diseñado por Farjas y Camba.
“Yo no creo en la mala fe de nadie, pero todo este proceso no tuvo la prolijidad que se merece el Centro Gallego; tenemos que ver el contrato para determinar si esto es legal, pero yo creo que la legislación argentina no lo permite. Espero equivocarme, pero creo que lo fundamental es ver cuál es el objetivo final de esta privatización, y si este proyecto no termina siendo el final de una entidad mutual sin fines de lucro creada con propósitos solidarios”, concluyó Núñez.