Jorge Torres e Inmaculada Padrón recibieron la Medalla de Honor de la Emigración en Montevideo

De manos del director general de Migraciones, Aurelio Miras Portugal

Vista del público asistente.
Jorge Torres, Roberto Varela, Inmaculada Padrón, Ana Olivera, Aurelio Miras, Andres González, y Manuel Fairén.
Miras Portugal con los residentes del Hogar Español que acudieron al acto en la Embajada.
Jorge Torres se dirige a los asistentes.
Inmaculada Padrón recibiendo la Medalla de la Emigración.

El presidente del Centro Gallego de Montevideo, Jorge Torres Cantalapiedra, y la presidenta del Sociedad Islas Canarias, Inmaculada Padrón Cedres, recibieron de manos del director general de Migraciones Aurelio Miras Portugal, la Medalla de Honor de la Emigración en las categorías de oro y plata, respectivamente, en una ceremonia organizada en la Embajada de España en la capital uruguaya.

El miércoles 13 de mayo por la noche, la residencia del embajador Roberto Varela, “la casa de todos ustedes”, como acostumbra decir a todos los españoles que a ella entran, recibía a directivos de los clubes de la colectividad, empresarios españoles, políticos y diplomáticos uruguayos, además de un grupo de emigrantes de avanzada edad que residen en el Hogar Español de ancianos. Todos esperaban con alegría el homenaje que a dos directivos, relativamente jóvenes del colectivo español, se le prodigaría por parte del visitante ilustre de Montevideo, Aurelio Miras Portugal.

Sobre el escenario estaban el citado Aurelio Miras Portugal, el embajador Roberto Varela, el cónsul Manuel Fairén, la intendenta de Montevideo, Ana Olivera, los dos nominados, Inmaculada Padrón en una silla de ruedas que utilizaba para desplazarse ya que sufrió una fractura en un pie hace poco menos de un mes, y Jorge Torres quien, a pesar de haber recibido muchos reconocimientos a lo largo de su vida, no podía esconder la emoción que le embargaba.

La ceremonia fue conducida por el consejero de Empleo y Seguridad Social para Paraguay y Uruguay, Andrés González Murga, quién explicó que “casi todas las historias son posibles en la emigración española y gallega, en ella podemos encontrar dolor y sufrimiento, éxito y brillantez, inteligencia y superación”, destacando que “gallegos y españoles han sabido llevar su cultura a donde quiera que se marcharon”.

González Murga afirmó que “hoy en este nuestro Uruguay querido, honramos a dos compatriotas que son el mejor exponente de lo dicho, con trayectorias ejemplares, extraordinaria defensa de la tierra madre, con Canarias y con Galicia, son un ejemplo de un buen hacer a favor de España y Uruguay”. Además, destacó el consejero, “buscamos resaltar en ellos el ejemplo para las nuevas generaciones”.

Los premiados

Inmaculada Padrón Cedres nació en Lanzarote el 23 de julio de 1955 y cuando tenía cuatro años llegó a Uruguay junto a sus padres siguiendo los pasos de su abuelo materno. All formó su familia junto a su esposo, un emigrante gallego, y hoy ya es abuela. A nivel laboral se ha desempeñado en una empresa hasta que logró ser la socia de la misma, pero siempre ha estado cerca del colectivo español y más particularmente del Canario donde hoy preside la Sociedad Islas Canarias y allí ha fundado y sostenido a lo largo de una década un centro de día para la atención de emigrantes españoles que no cuentan con quienes puedan atenderlos como precisan y un policlínico que también atiende a niños de la escuela pública ubicada frente a la sede de la sociedad.

Luego de recibir la Medalla de Honor de la Emigración en la categoría de plata, Inmaculada indicó que “en la década del sesenta tuve contacto con la colectividad española del Uruguay, eran hombres y mujeres por los que sentí una gran admiración porque nunca se daban por vencidos, siempre estaban dispuestos a dar una mano a sus paisanos” puntualizando que “con  su ejemplo recibí las mayores lecciones de generosidad, honestidad, aprendí a defender con firmeza lo que se piensa y se siente, por lo que intento ser el reflejo de esos valores que tanto admiro”.

Compartió también este reconocimiento “con las personas que me acompañan en todas las batallas de mi vida: mi esposo, mi gran compañero, que me apoya en todas mis batallas a veces con los dientes apretados, mis hijos, mi nieta, compartirlo también con la gente de la colectividad que hace honor a la misma, siempre dispuesta a trabajar para mejorar la calidad de vida de los más vulnerables”.

Agradeció a “Casa de Galicia que siempre le apoyaron cuando algún emigrante lo precisaba, y al emigrante miñorano Benjamín Cruz que siempre ha respondido cuando se precisaba darle una mano a los mayores”.

También expresó su deseo de “que toda la colectividad y la administración trabajen por el Hogar Español que hoy atraviesa dificultades, por lo que necesita el apoyo de todos para que nuestros mayores tengan una vida más digna. En lo que a mí respecta me comprometo a trabajar por ellos”, aseguró.

Mientras tanto, Jorge Torres Cantalapiedra nació en Montevideo el 18 de noviembre de 1962, es hijo de emigrantes españoles vinculándose desde los ocho años al Centro Gallego de Montevideo en principio como bailarín y ya adolescente como dirigente.

Después de ocupar diversos cargos en la institución, se convierte en el primer presidente no nacido en Galicia del Centro Gallego más antiguo del mundo, demostrando así el relevo generacional que se hace imprescindible para que continúe existiendo las instituciones fundadas hace tres siglos por emigrantes gallegos.

A los 22 años fue elegido para integrar el Consejo de Residentes Españoles en Uruguay, cargo que siempre ha renovado democráticamente en cada período, y también fue elegido consejero del Consejo General de la Ciudadanía Española del Exterior, cargo que hoy ocupa como delegado de la Federación de Instituciones Españolas del Uruguay, entidad que también preside desde la pasada semana.

Luego de recibir la Medalla de Honor de la Emigración en la categoría de oro y el diploma correspondiente por parte del director general y el embajador, Torres, visiblemente emocionado, destacó que “para mí es un orgullo y un honor recibir esta condecoración civil que no hace más que redoblar los esfuerzos y no nos va a sacar del camino de seguir trabajando por los que más lo necesitan, y por todos los españoles en general”.

Torres pidió encarecidamente a los directivos de los clubes que allí se encontraban que “seamos generosos en el recambio generacional porque de alguna manera quien nos sustituya tendrá que tomar las riendas de esta colectividad tan poderosa, que si estuviéramos más juntos seguramente seríamos más”.

Palabras de las autoridades

En su intervención, Miras Portugal explicó que el reconocimiento a Inmaculada Padrón fue, entre otras actitudes, porque “tú te encargaste de aquel centro de día que montamos en el 2002”, destacando sobre Jorge que “me ayuda mucho en el Consejo General de Emigración, porque lo respetan, y lo respetan porque trabaja y dice cosas sensatas. No hace falta ser un premio nobel para que respeten a uno, lo que hace falta es tener voluntad, corazón y saber muy bien lo que se dice”, afirmó.

Agregó que “con Jorge se rompió un tabú, el que había de ser de origen y nacido en España” al ser el primer presidente nacido en Uruguay del Centro Gallego. Pero el director general fue mucho más allá y puntualizó que “hay que hacerlo en todas las instituciones porque vuestros hijos, vuestros nietos, han nacido por fortuna en este país o en otros países de acogida”, porque “hemos heredado sociedades con más de 170 años a lo largo y ancho del mundo y tenemos que continuar”.

La intendente de Montevideo, Ana Olivera, también se dirigió a los asistentes a esta fiesta subrayando que “el vínculo que tiene el gobierno departamental con las instituciones de la colectividad española ha tenido que ver con la construcción de nuestra propia identidad”, agregando que a los dos homenajeados “los conocí desde que asumí porque siempre han estado junto a nosotros ayudando en la tarea por el bien de todos”.

Para culminar la oratoria, el embajador Roberto Varela, anfitrión en la noche de emociones, agradeció a todos los asistentes expresando que “la emigración española es una historia de personas con nombre propio” que “nos han dejado imágenes imborrables, que permanecen en los libros de historia, en las fotografías que guardan nuestras familias, pero sobre todo permanecen en nuestra memoria hasta instalarse en una conciencia, que es la conciencia colectiva”.

Destacando finalmente que “los valores que los emigrantes españoles trajeron consigo les hicieron valedores del respeto de los pueblos de acogida, y Uruguay ha sido un país sumamente acogedor”, una “tierra oriental que nos ha hecho suyos”.