Feijóo pide ganar todos juntos la batalla de la “limpieza de la vida pública” y reivindica la estabilidad social e institucional

Reconoció el esfuerzo de todos los gallegos, artífices del giro de la situación económica

El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, en su Mensaje de Fin de Año.

En su habitual discurso del 31 de diciembre, pronunciado esta vez en el Centro Tecnológico da Automoción de Galicia (CTAG), ubicado en Porriño (Pontevedra), el titular del Gobierno gallego manifestó que existe esa fuerza necesaria para “vencer a individuos” que solo se mueven por su propio interés, y esa valentía, que es real, radica “en la indignación” que producen esos comportamientos indignos.
Ese enojo -afirmó- es el mismo que reina entre todos los que se dedican a la política y ven cómo se desvirtúa este servicio público, por lo que no es baladí confiar en ese enfado para mejorar lo que tanto tiempo ha llevado construir, algo para lo que no recomienda escuchar a otros, que “destruyen” sin “presentar los planos del nuevo edificio”. Así, reivindicó el modelo de “estabilidad institucional” acuñado por los gallegos. “Estabilidad institucional no es parálisis”, aseveró.
Núñez Feijóo ensalzó el empuje del pueblo gallego, rico en capital humano, y se refirió a la complicada crisis económica que ha afectado a Galicia, una tierra habitada por ciudadanos con “una forma de ser” muy concreta que nunca se vio en aprietos, siendo esos valores tan marcados, precisamente, los que “nos mantuvieron en pie”. En su opinión, no disminuyó la solidaridad ni se redujo la tolerancia, y tampoco se dio el caso de que la Comunidad no desease avanzar unida, y menos aún “se desertó del porvenir”, porque estaba ahí latente la convicción de que el horizonte iba a ser prometedor y de hecho “empezamos a vivir en ese futuro”.
Feijóo trasladó un mensaje de reconocimiento al esfuerzo de todos los gallegos, artífices del giro de la situación económica de Galicia. “Empezamos a vivir una nueva etapa”, subrayó y, a modo de ejemplo, recurrió al símil de que nadie entendería que un enfermo hiciese caso omiso de los primeros síntomas de su dolencia, así como que despreciase las primeras señales de recuperación, porque en uno y otro caso se produciría un error, justo el que Galicia no cometió. Galicia supo anticiparse con “terapias apropiadas” y ahora sabe aprovechar los “indicios del resurgimiento”, y esto ocurre cuando aún algunos se empeñan en dibujar un panorama sin esperanza, el cual resulta fácilmente contestable, porque “la nuestra es una esperanza fundada, fundada en hechos y realidades fruto del esfuerzo, la constancia y la perseverancia”, apuntó el presidente de la Xunta.
Así, prosiguió con una enumeración: Galicia durante seis años controló sus cuentas en una España que, al final, repelió el rescate; incrementó su deuda pública menos que la media de las comunidades autónomas; está empezando a crear empleo; la marca de exportaciones y de balanza comercial es excelente y se ha batido el récord de viajeros internacionales, excluyendo de este balance las cifras del Xacobeo 2010.
“No es suficiente para llevar la tranquilidad a tantos hogares con problemas, pero es un primer paso necesario”, destacó, y aceptó que su Gobierno tiene muy presentes a las familias que padecen las consecuencias de las vacas flacas, especialmente a los que sufren el paro. “Mientras que la demagogia cae en el simplismo y trata al pueblo como menor de edad, la misión del gobernante democrático es decir la verdad, con toda su complejidad, a una ciudadanía adulta”, dijo en su mensaje.