Falleció en Montevideo el mejor boxeador uruguayo de todos los tiempos, ‘el Gallego’ Dogomar Martínez

Hijo de emigrantes naturales de la localidad coruñesa de Laracha

‘El gallego’ Dogomar Martínez, izquierda, junto al senador Eleuterio Fernández Huidobro, también hijo de gallegos.

El pasado 7 de febrero falleció en Montevideo el mejor boxeador uruguayo de todos los tiempos, Dogomar Martínez, hijo de emigrantes de la localidad coruñesa de Laracha, que fue campeón nacional con 15 años de edad y su gran pelea fue la que perdió por puntos con el campeón mundial Archie Moore en la que demostró sus virtudes como púgil y deportista.

Sembró en todo Uruguay en los últimos años escuelas de boxeo impulsado por el presidente Tabaré Vázquez en el programa que se llamó ‘Knock out a las drogas’ y cuyo objetivo era retirar de los malos hábitos a la juventud uruguaya.

Cuenta la historia oral que cuando el emigrante de Laracha que atendía el bar de Justicia y Pagola fue a anotar a su tercer hijo, entró al juzgado de paz y con su acento gallego dijo que “vengo a anotar a Don Omar Martínez”, orgulloso del niño que le diera su esposa. El funcionario del registro civil le entendió mal y lo terminó inscribiendo como Dogomar Martínez Casal. Así, sin quererlo y a pesar de la molestia con la que se debe haber quedado la familia, nació un nombre icono en el deporte uruguayo. Aquel 30 de junio de 1929 nacía el más grande boxeador de la historia uruguaya. ‘El Dogo’ o ‘El Gallego’ se bajó definitivamente del cuadrilátero de la vida este domingo 7 de febrero de 2016 a los 86 años, tan silenciosamente como vivió.

Comenzó a boxear a los 12 años en el American Texas de la Calle Constitución esquina Miguelete, donde su maestro, Francisco Constanzo, lo formó para, ya a los 15 años, ser campeón nacional, convirtiéndose con apenas 16 en el campeón rioplatense y a los 17 sudamericano. Como amateur fue campeón en 18 oportunidades. Ganó 3 Novicios, 4 Ciudad de Montevideo, 3 Nacionales, 4 Selección Rioplatense y 4 Latinoamericanos.

Disputó los Juegos Olímpicos de Londres en 1948 a los 18 años y llegó hasta los cuartos de final, perdiendo ante el italiano Ivano Fontan. Tres años más tarde se transformó en profesional, combatiendo en 57 oportunidades, con 49 victorias, tres derrotas y cinco empates.

Una noche para el recuerdo

El 12 de septiembre de 1953 protagonizó su pelea más recordada. Fue ante el estadounidense Archie Moore, campeón de peso medio del momento. La pelea se desarrolló en el Luna Park de Buenos Aires ante 30.000 espectadores, muchos de ellos uruguayos que aprovecharon una tregua en la tensa relación que existía entre ambos países, la cual impedía la libre circulación. La pelea tuvo tanta importancia, que se abrieron las fronteras.

Esa noche ‘el Gallego’ Dogomar, con el presidente argentino Juan Domingo Perón como espectador de lujo, desafió el destino y se convirtió en héroe. La predicción era que sería pulverizado por Moore, ya que el uruguayo había tenido que subir de peso para poder enfrentarse al campeón. Sin embargo, ‘El Gallego’ aguantó los 10 asaltos y, aunque perdió, fue vitoreado por el público. Fue dos veces a la lona, pero su fuerza de voluntad y capacidad para absorber golpes lo convirtieron en el arquetipo del uruguayo: rebelde, aguerrido, guapo, pero con técnica.

Así se ganó el respeto de todos. Sus peleas en Uruguay, casi todas en la vieja cancha de baloncesto ubicada sobre la platea olímpica del Estadio Centenario, agotaban entradas. Tanto fue así que, como el propio Dogomar lo contaba con orgullo, en la que ganó ante el brasileño Luiz Ignacio (Luisao) el título sudamericano, la recaudación fue mayor a la del clásico entre Peñarol y Nacional que se había jugado pocos días antes.

Tenía un físico ejemplar y era un tipo recto, impecable. Todo un profesional para un deporte que por esos tiempos no lo era tanto. Antes de cada combate, ‘El Dogo’ se recluía en una chacra durante uno o dos meses para concentrarse. Sus amigos lo invitaban a algún asado, pero no había quién lo sacara de su concentración.

Como boxeador fue aguerrido y guapo, pero sobre todo muy técnico. Solo le faltaba el golpe de ‘ko’ y eso le costó la derrota ante el alemán Hans Stretz, número 1 del ranking mundial.

Retirada, reconocimientos y trabajo a favor de los jóvenes

El 9 de mayo de 1959, cuando tenía 30 años, hizo su último combate. Como campeón sudamericano le dio la revancha al brasileño Luisao en el Palacio Peñarol y perdió. Ese día decidió que era hora de retirarse. El boxeo y el público uruguayo nunca lo olvidaron, por más que él pasó lo más inadvertido posible.

En 2008 fue nombrado ciudadano ilustre de Montevideo y en 2011 fue nombrado presidente honorario de la Federación Uruguaya de Boxeo. Se reencontró con Archie Moore en Montevideo en 1993 para recordar los 40 años de la pelea.

En el 2009 el Estado uruguayo le reconocería una pensión graciable por “un compromiso ético hacia quien es considerado uno de los mejores deportistas uruguayos en los años cincuenta del siglo pasado”, según la solicitud que firmó el presidente Tabaré.

Desde el 2007 comenzó a colaborar con la erradicación de las drogas y la delincuencia entre la juventud que ni estudiaba ni trabajaba, siendo el líder del programa ‘Knock Out a las drogas’ que sembró por todo el país gimnasios y acercó a miles de jóvenes al deporte.

Muchos se preguntan por qué ‘el Gallego Dogomar Martínez’ es considerado el más grande de la historia del boxeo uruguayo, a lo que la prensa especializada responde con claridad: “porque peleó con los mejores y solo perdió ante tres de ellos: un campeón del mundo, un número 1 del ranking mundial y un campeón sudamericano”.