Álvarez-Cascos entregó en Buenos Aires el título de Hijo Predilecto de Asturias a José Antonio Nespral

La entrega de la distinción tuvo lugar el sábado 10 de septiembre en el Salón Alejandro Casona de la sede social del Centro Asturiano de Buenos Aires, en un acto que contó con la presencias de destacados funcionarios del Gobierno español en Argentina, entre ellos el embajador, Rafael Estrella, el cónsul general, Eduardo Cerro, y el consejero de Trabajo e Inmigración, Julio Olmos.       
De esta manera, Álvarez Cascos brindó un merecido reconocimiento a Nespral por su extensa trayectoria institucional, marcada por su trabajo en pro de los emigrantes del Principado en las dos etapas durante las cuales se ha desempeñado como presidente del Centro Asturiano de Buenos Aires.
“Los que en algún viaje al extranjero acudimos al calor de un centro asturiano sabemos lo que es el infatigable esfuerzo de sus directivos para que estas instituciones mantengan sus puertas abiertas en los tiempos más ásperos y duros; como símbolo de todos ellos, como figura apasionante y apasionada, aquí está José Antonio Nespral, quien si no existiese Asturias la hubiese inventado para amarla, sentirla y difundirla”, señaló el jefe del Ejecutivo asturiano.
Álvarez-Cascos, quien llegó al país austral acompañado por el consejero de Presidencia del Gobierno asturiano, Florentino Alonso, recordó que desde 1986 se ha hecho tradición que el Principado entregue las Medallas de Oro y Plata de Asturias, así como los títulos de Hijos Predilectos, mencionando el ejemplo del “tenaz compromiso con Asturias” que se encarna en la figura de Nespral. “Deseo que consideréis este homenaje como un reconocimiento a todos los asturianos que por uno u otro motivo se han visto obligados a salir de su tierra”, afirmó.
Con visibles muestras de emoción, Nespral agradeció a Álvarez-Cascos por el honor que se le adjudicó: “No es nada fácil para mí decir las palabras que ahora siento, ya que me es casi imposible pronunciarlas. Si bien he recibido en el pasado otros premios, este reconocimiento del Gobierno de Asturias a mi persona sinceramente me llega mucho más hondo porque lo otorga mi pueblo, mi tierra”.
Tanto en el acto realizado el sábado 10, como en el almuerzo que compartió con más de 800 emigrantes asturianos un día después en el Campo Covadonga del Centro Asturiano, Álvarez-Cascos recalcó la importancia que tiene para su Gobierno el recuerdo y el apoyo a la emigración. “Nunca he visto tanto amor por nuestra tierra y tanto cuidado por nuestra cultura y tradiciones como en nuestros emigrantes a estos países lejanos de ultramar. A los asturianos de la emigración les debemos muchísimo, y es por eso que tenemos un compromiso vivo que vamos a cumplir: que en la nueva era de las comunicaciones del siglo XXI los modernos puentes virtuales nos ayuden a recuperar y a fortalecer los vínculos reales con la diáspora como parte esencial de nuestro país, sin distinguir ni las fronteras ni mucho menos las barreras”.
Así, recordó que en su primer discurso como presidente del Principado se refirió a la emigración como el concejo número 79 de Asturias, “un municipio que no es metafórico ni virtual, sino que forma parte con pleno derecho de Asturias y que incluso es la mejor Asturias”.
Un párrafo especial mereció su agradecimiento a las mujeres en la emigración: “Las mujeres han sido las grandes protagonistas de la emigración, y no solamente en el admirable papel maternal o doméstico, sino por haber sido creadoras de riqueza y personas comprometidas por sacar sus familias adelante, por integrarse en una sociedad distinta y asumir costumbres nuevas, por aportar calor en los momentos de desaliento”.
Álvarez-Cascos expresó su satisfacción por poder compartir las celebraciones del Día de Asturias en Buenos Aires con sus paisanos y unir así las dos orillas del Atlántico. “Más de un millón de asturianos celebramos nuestra fiesta anual dentro de nuestro hermoso país, y otros cientos de miles, nacidos o descendientes de la raíz común, lo hacéis en otros lugares del mundo a los que habéis llegado por el oleaje desarbolado del exilio, por la necesidad de la emigración o por la voluntaria y libre búsqueda de nuevos horizontes. A todos ellos, asturianos del esfuerzo, la aventura y la nostalgia por el forzoso desarraigo, hoy tenemos presentes en nuestro sentir”, concluyó.