La emigración española a Europa en el siglo XX analiza los destinos tradicionales de nuestros trabajadores a la hora de buscar un puesto de trabajo, un nuevo medio de vida en el extranjero o un refugio motivado por coyunturas de intolerancia ideológica y exilio. Su incorporación a una Europa que buscaba primero una recuperación saneada tras los grandes conflictos bélicos, y después un nuevo desarrollo y hegemonía mundial.