El Centro Andaluz Peñarroya de Vilvoorde celebra la Fiesta del Rocío con una gran romería

Como invitados principales acudieron la embajadora de España, Cecilia Yuste, el cónsul general y funcionarios de la Consejería de Empleo y Seguridad Social

La embajadora de España posando con el Alcalde Vilvoorde, personalidades y directivos de la entidad.
La Blanca Paloma llevada en una carreta engalanda hasta la iglesia Nuestra Señora de la Buena Esperanza.
Nuestra Señora del Rocio hace su entrada en el recinto Drie Fonteinen con los romeros.
El baile flamenco fue protagonista.
Momento de la ceremonia religiosa con el Coro Rociero al fondo.
La actuación de la estrella invitada Javier Cantero con su hermano.
Las peques del Peñarroya luciéndose ante las mamás y abuelas.
Componentes del grupo de la Peña Andaluza de Vilvoorde.

Los actos dieron comienzo en el propio Ayuntamiento, a través de una recepción ofrecida por el alcalde de Vilvoorde, Hans Bonte.

Como invitados principales acudieron la embajadora de España, Cecilia Yuste, a la que acompañaba el cónsul general y varios funcionarios de la Consejería de Empleo y Seguridad Social.

Todos ellos fueron recibidos por el presidente de la entidad, José Frías, y varios miembros de la junta directiva, además de representantes del otro Centro Andalúz de Vilvoorde, La Peña Andaluza.

El alcalde, Hans Bonte, comenzó su discurso agradeciendo el comportamiento de la colonia española residente en Vilvoorde desde hace más de medio siglo, a la que consideró como un ejemplo de integración y convivencia.

La embajadora española también afirmó sentirse maravillada con la presencia de los romeros y romeras ataviados con el traje de gala andalúz, y agradeció al alcalde el recibimiento dado a la colonia española residente en la ciudad desde hace tanto años.

Además, afirmó que lamentaba no poder asistir al resto de las actividades, aunque prometió estar presente en la siguiente edición, siempre y cuando su agenda se lo permitiera.

Por su parte, José Frías no pudo por menos que sentirse orgulloso con tantas palabras de halago hacia la entidad.
Acto seguido comenzó la procesión con la imágen de la Virgen del Rocío hasta la Iglesia de Nuestra Señora de la Buena Esperanza, en la que se celebró una misa solemne oficiada por un sacerdote español y otro belga.

La ceremonia estuvo amenizada con las canciones del Coro Rociero de Vilvoorde, que finalizó entonando la Salve Rociera, emocionando a todos los asistentes.

El peregrinaje con la Blanca Paloma llegó hasta el recinto Drie Fonteinen, donde fue recibida por cientos de devotos y por la orquesta de todos los años.

Mientras esto sucedía, los romeros pasearon a la Virgen a hombros por el recinto hasta la capilla, que es una réplica de la que hay en Almonte, y donde permaneció durante los dos días que duraron los festejos. En este lugar, los devotos acostumbran todos los años a depositar ramos de flores.

Después de la solemnidad de ese momento, la alegría se apoderó de los miles de asistentes que disfrutaron de las actuaciones de diversos grupos música y de baile, como J.M.J. Las Peques del Peñarroya, el grupo de baile de la Peña Andaluza y muchos otros llegados desde Charleroi. Todos ellos están formados por gente joven, en su mayoría hijos y nietos de emigrantes de la primera y segunda generación, e incluso ya de la tercera.

Cabe destacar la participación del Coro Rociero de Vilvoorde, ya conocido en Bélgica por su actuación durante el entierro de la Reina Fabiola.

Como actuación principal se invitó al artista llegado desde España Javi Cantero, hijo del famoso  cantante El Fari, que ha dejado muy buenos recuerdos entre los muchos amantes del cante español.

Durante la jornada, también hubo un espectáculo de caballos andaluces de la escuela Francois Lespes, que demostraron las cualidades de los nobles animales y sus jinetes.

Tampoco faltó la comida y bebida, que se pudo degustar a precios muy asequibles, mientras que la orquesta y el DJ Scrab-D animaban a los asistentes con su buena música.

Esta ha sido ya la 26ª edición de la fiesta creada en 1991 por un par de jóvenes soñadores que se les ocurrió la idea de organizar en Vilvoorde una romería en honor a la Blanca Paloma.

A día de hoy, la fiesta sigue en pie y se considera la actividad más importante que la colonia española celebra en Bélgica, gracias al sacrificio de muchos voluntarios que colaboran con la organización.