El secretario general de la Consejería de la Presidencia de la Junta de Castilla y León y responsable autonómico para asuntos migratorios, José Manuel Herrero, mantuvo el pasado 1 de diciembre una reunión de trabajo en Barakaldo con los dirigentes de la Federación de Centros de Castilla y León en el País Vasco, que representan, a su vez, a las 21 comunidades castellanas y leonesas asentadas en Euskadi.
Herrero también participó en el desarrollo del 32º Certamen Literario que organiza la Federación y tuvo ocasión de conocer de primera mano las inquietudes y propuestas de estos centros que son punto de encuentro y organización de un importante número de castellanos y leoneses que residen en la vecina Comunidad Autónoma repartidos por su geografía.
El presidente de la Federación, Andoni Paredes, expuso al secretario general el programa de actividades que la Federación desarrolla en el País Vasco y el responsable de asuntos migratorios de la Junta aprovechó la ocasión para animarles a seguir adelante en su labor, al mismo tiempo que puso de manifiesto la necesidad de identificar las posibles herramientas para determinar las funciones a desarrollar en el futuro por los centros en el País Vasco de los que destacó su atomización, especialmente en algunas localidades, y de abordar la realización conjunta y coordinada de actividades por todos los centros para contribuir a incrementar su fortaleza.
Ciudadanía castellana y leonesa en el País Vasco
Según los últimos datos del INE a 1 de enero de 2018, son 166.023 personas las nacidas en Castilla y León que residen en el País Vasco, lo que hace que esta Comunidad sea la segunda de España con más número de nacidos en Castilla y León.
En el País Vasco existen 20 centros castellanos y leoneses reconocidos que se agrupan en la Federación de Centros de Castilla y León en el País Vasco. De esos 20 centros, dos están en la provincia de Álava, uno en Guipúzcoa y 17 en Vizcaya, en su mayoría en Bilbao -cuatro- y en Barakaldo -cinco-.
Una vez más, se reconoce que el principal problema de nuestros centros de Catilla y León, tanto en el País Vasco como en Madrid y Cataluña, sigue siendo su atomización. Lo venimos reconociendo desde hace más de 40 años, cuando participé en la creación del Centro Castellanoleonés de Tarragona y en la transformación de la Casa de Burgos de Zaragoza en Casa de Castilla y León. La solución sigue siendo que las Instituciones comunitarias se decidan a transformar los numerosos actuales «garitos» provinciales en unos pocos verdaderos centros culturales de nuestra Comunidad.