El evento fue organizado por la Federación de Instituciones Españolas tras varios años sin celebrarse.
Con la presencia de autoridades españolas, entre las que se destacaba el presidente de la Diputación de Pontevedra, Rafael Louzán Abal, se realizó un espectáculo para elegir entre once participantes a la ‘Maja 2007’, tras varios años en que no se realizaba este evento.
El primer desfile de la noche fue el más emocionante y detonante de la nostalgia al casi millar de asistentes, ya que cada una de las participantes lució el vestido típico de la tierra de su institución.
Así se presentaron por orden de numeración, Paula Almandos del Centro Alma Gallega, Sofía Curbelo de Casa de Galicia, Cecilia Astudillo del Centro Gallego, Daniela Chocho del Centro Pontevedrés, María José Diz del Centro Valle Miñor, María Victoria Cochiararo del Club Español, María Souza de la Comunidad Asturiana, Estefanía Sedans de la Comunidad Valenciana, María del Sol Fernández del Centro Hijos de Galicia, Andrea Balduvino de la Liga Española de Deportes y Carla Dornel de la Unión Hijos de Morgadanes.
Al atractivo y nerviosismo de las participantes se agregaron el ballet de Spikerman Reino, un bailarín que hace pocos días cumplió 80 años y que con sus 53 años en la profesión ha brindado grandes exponentes del baile español por estas tierras.
También Manuel Capela, un español que llegó a Uruguay cuando tenía once años de edad, y conocido como el ‘gayeguayo’, hizo deleitar a los presentes con sus interpretaciones del canto popular uruguayo. El cierre, previo a entregar los premios, fue con la presentación de la murga ‘La Gran Clásica’, que junto a la alegría del cuerpo de baile del Valle Miñor, le dieron ese toque de integración que ha resaltado a la relación entre la colectividad española y la uruguaya.
Tras las deliberaciones del jurado fueron electas como princesa María Victoria Cachiararo del Club Español, como vicerreina Paula Almandos de Alma Gallega, y como Maja 2007 a María Sol Fernández de Hijos de Galicia.
Esta veinteañera destacó que la difusión de las actividades de los clubes españoles en Uruguay y una mayor participación para los jóvenes en las mismas, permitiría que las generaciones de nietos puedan continuar con la obra de sus abuelos.